Hace ya quince años que el dúo humorístico Martes y 13 se despidió con un especial navideño. Durante casi dos décadas, los dos humoristas, Millán Salcedo y Josema Yuse, junto con Fernando Conde durante un breve periodo de tiempo, hicieron reír a media España gracia a sus famosos sketches. Pero parece que esto va a seguir quedando en un recuerdo ya que la mitad de este grupo, Millán Salcedo, cierra las puertas a una posible vuelta.  

El manchego, sin embargo, ama su profesión, a la que eligió dedicarse desde niño, y desde que se disolvió el grupo ha hecho distintos espectáculos y ha escrito varios libros. Ahora, se sube al escenario, sitio donde asegura que quiere morir, para presentar De verden cuando, con el que estará en el madrileño teatro de La Latina hasta el próximo 3 de febrero.

En una entrevista que ha concedido a Europa Press, el humorista explica que cuando se sube a un escenario ofrece "un poquito de todo, una ensalada y más de lo mismo" porque, indica, es consciente de cuál es su personaje y su personalidad en el escenario y lo quiere seguir haciendo. "Tiene que ver con la época de Martes y 13 porque seguramente muchos de los que vengan es gente añorando aquel grupo", admite, antes de señalar que no le molesta que le sigan recordando como el 50% de aquel grupo.

Sin embargo, descarta cualquier posiblidad de que Martes y 13 vuelva a reunirse. "No, eso ha quedado muy claro. Nosotros nos llevábamos muy bien en el escenario pero cuando dejamos de llevarnos bien, por saturación seguramente, decidimos cortar y es lo mejor que hicimos porque cortamos a tiempo y todavía hay muy buen recuerdo", revela.

Pero la amistad entre ambos no se perdió, matiza, porque aunque la pareja se llevaba "como Dios en el escenario", fuera de él, cada uno hacía su vida y no compartían "copas o cenas". "En las giras, yo era de ir a ver la catedral y él prefería ir a casa cuanto antes (...) era un chico bastante retraído y muy tímido", recuerda Salcedo.

El cómico también desvela sus referencias profesionales ("Tony Leblanc, Pajares, Tip y Coll, Gila, Mari Carmen y sus muñecos...") y que su profesión le llevó en una ocasión a estar ingresado 40 días por estrés: "No podía más", se sincera, "todo el mundo te exige de alguna manera que seas gracioso, y como entres en esa dinámica acabas tarado (...) Yo no quería decepcionar a nadie  y estaba trabajando prácticamente 24 horas al día".