Entre 30 y 34 años, lo hicieron el 72% (chicas), frente al 60% de los chicos. Aun así, en los últimos cinco años se ha multiplicado por seis el número de mujeres, de entre 30 y 34 años, que viven en pareja y se han convertido en sustentadoras del hogar.

«La situación laboral no favorece la independencia», según explica Zambrano, quien cree que «las políticas sociales tienen que favorecer la estabilidad laboral para que los jóvenes puedan irse de casa».

Aunque la edad de emancipación en nuestro país es una de las más altas de toda Europa y los andaluces se emancipan tarde, lo hacen antes que el resto de los españoles.

Todavía el 83% de los jóvenes andaluces entre 20 y 24 años viven en el hogar familiar (frente al 85% de los jóvenes españoles). Entre 25 y 29 años, la diferencia es de un 55% (Andalucía) y un 58% (resto del país) y de un 15% a un 28% entre 30 y 34 años, según los datos publicados en el informe La transformación de los hogares españoles y andaluces, editado por el Centro de Estudios Andaluces.

Para la socióloga Inmaculada Zambrano, el hecho de que los jóvenes de la región tarden en emanciparse repercute en muchos factores, uno de ellos «el retraso de la maternidad».

¿Cómo echar a los hijos de casa?

En España seguimos saliendo tarde del hogar paterno, tanto que «hay padres que no saben cómo echar a sus hijos de casa», explica Zambrano, quien hace referencia a toda la literatura que hay en la actualidad sobre este asunto. Según esta experta, con papá y mamá se vive mejor y más cómodamente, aunque compartir techo con ellos crea dependencia social y económica, falta de madurez e irresponsabilidad. Atrasando la independencia, se amplía el periodo de formación para luego acceder a un trabajo mejor, se ahorra y se crea un nivel de vida con unas aspiraciones altas donde crear una familia pasa por tener una vivienda propia.