Lewis Hine, el fotógrafo que quería "corregir lo incorrecto"

  • Concluye el recorrido europeo de la gran antología "Fotografía para el cambio".
  • Fue el primer documentalista en entender su trabajo como instrumento de cambio.
  • Retrató en el primer tercio del siglo XX a niños mendigos, inmigrantes tratados como objetos, personas buscando comida en los cubos de basura...
Niño esperando a ser atentido en un dispensario médico en 1910, en Chicago
Niño esperando a ser atentido en un dispensario médico en 1910, en Chicago
© George Eastman House
Niño esperando a ser atentido en un dispensario médico en 1910, en Chicago

Una de las grandes antologías fotográficas de 2012 está a punto de ser clausurada en el Nederlands Fotomuseum de Róterdam (Holanda). Se trata de Lewis Hine: Fotograferen voor verandering (Lewis Hine: fotografía para el cambio), que ha permitido al público europeo entrar en contacto con la obra intensa de uno de los primeros fotógrafos sociales, capaz de plantear, durante el primer tercio del siglo XX, una alternativa de compromiso frente al esteticismo de los pioneros de la fotografía.

El estadounidense Lewis Hine (1874-1940) hizo miles de fotografías sobre la injusticia mientras la mayoría de sus coetáneos se dedicaban a intentar emular a la pintura y mostraban escasísimo o nulo interés por el mundo circundante. En la obra profusa de Hine hay niños mendigos, inmigrantes tratados como objetos por las autoridades, personas buscando comida en los cubos de basura, talleres ilegales donde se empleaba mano de obra infantil, obreros construyendo en condiciones heroicas los rascacielos que simbolizaban el progreso...

"Quiero mostrar lo que debe ser visto"

"Quiero mostrar lo que debe ser corregido, corregir lo incorrecto. Quiero mostrar lo que debe ser visto", establecía como máximas de trabajo este precursor del documentalismo fotográfico que empezó tomando fotos, entre 1902 y 1904, de los inmigrantes recién llegados a los EE UU que eran interrogados por los agentes migratorios en la Isla Ellis de Nueva York —la gran aduana por la que entraron, entre 1892 y 1954, unos doce millones de viajeros, casi todos europeos, en busca de una vida mejor—.

Las imágenes, en principio, tenían un objetivo académico: ayudar a Hines en sus estudios de Sociología, pero pronto despertaron la sensibilidad humana y social del fotógrafo, cuando reflexionó sobre la necesidad de difundir los frecuentes abusos que se cometían en las hasta entonces opacas instituciones migratorias e influir en la opinión pública.

El primer fotógrafo de las ONG

Una cosa dio paso a la otra y en 1906 Hine fue contratado como fotógrafo en plantilla de la Fundación Russell Sage, dedicada a la investigación en ciencias sociales (sobre todo en emigración, desempleo y desigualdad), con quienes colaboró como fotógrafo de campo en un estudio pionero llevado en cabo de Pittsburgh. Dos años después inició una década de colaboración con la entidad sin afán de lucro National Child Labor Committee, la organización más activa de los EE UU dedicada a combatir el uso de la mano de obra infantil.  Hine fue el primer reportero en dar cuenta de las condiciones de trabajo de los niños obreros que trabajaban en la ciudad y en el campo.

Empeñado en desarrollar lo que llamaba "el lado visual de la educación pública", la obra del fotógrafo, muy difundida en su tiempo, ha adquirido una gran resonancia posterior. En los EE UU está en marcha el llamado Proyecto Hine, que pretende buscar a los descendientes de los críos esclavos retratados a principios de siglo por el documentalista.

La exposición también muestra las que quizá sean las fotos más conocidas de Hine, la serie sobre los obreros que levantaban, en condiciones extremas que rozaban el heroísmo (mecanismos de seguridad: ninguno), los grandes rascacielos de Nueva York.

Lewis Hine: Fotograferen voor verandering, integrada por 170 imágenes, la mayoría copias originales realizadas por el fotógrafo, está organizada por el Nederlands Fotomuseum —donde permanece en cartel hasta el 6 de enero—, la Fondation Henri Cartier-Bresson de París y la española Fundación Mapfre, que expuso la muestra en Madrid, aunque limitando el título al nombre del fotógrafo y eliminando el pertinente añadido de Fotografía para el cambio, que los otros coorganizadores sí usaron.

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