Ése fue el espectáculo al que muchos madrileños asistieron el viernes por la tarde desde las riberas del Manzanares, a la altura de Príncipe Pío y la Casa de Campo. La crecida del Manzanares a causa de las lluvias, y el tapón generado en el cauce del río por el cierre de una de sus presas, provocó que el agua reventara uno de los muros que la separaban de la excavación de los nuevos túneles de la circunvalación. La zona, anegada, quedó convertida en un gran lago, con grúas y máquinas sumidas en la mezcla de líquido y lodo.
Desde la ventana de su casa, en la esquina de la M-30 con el paseo de Extremadura, Eduardo Robles vio cómo ocurrió todo junto a su padre. «Pasadas las 17.00 horas sonó un zambombazo, nos asomamos al balcón y empezamos a grabar y a tomar fotos». El resultado es un vídeo que recoge el incidente y que puede verse en www.20minutos.es.
El Ayuntamiento restó ayer importancia a lo ocurrido. «Ya está todo arreglado. Sólo nos ha impedido trabajar el viernes por la tarde y parte del sábado. Las obras no se resentirán, tampoco los costes. Apenas es día y medio de retraso», dijo un portavoz municipal. La zona afectada todavía estaba ayer enfangada, pero ya se trabajaba en ella con normalidad.
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