"El individuo moderno vive sin tiempo pero eso no significa que haya dejado de pensar"

  • La historiadora Macarena Márquez publica su tercer libro 'La Cuestión 106'.
  • Una intrigante novela que penetra en el alma del hombre contemporáneo a partir de uno de los cuadros menos conocidos de Velázquez.
  • Arte y filosofía se funden en una trama de personajes cercanos y lejanos a la vez.
Macarena Márquez, autora de 'La Cuestión 106'.
Macarena Márquez, autora de 'La Cuestión 106'.
Macarena Márquez, autora de 'La Cuestión 106'.

La escritora e historiadora madrileña Macarena Márquez publica su tercer libro La Cuestión 106 (Editorial Sepha), en el que comparte con el lector algunas de sus pasiones y en el que busca, ante todo, retratar al hombre moderno y reflexionar sobre su modo de vida.

En novela, la autora de Treinta y siete minutos en el atasco, colaboradora de libros de temática diversa y biógrafa de la reina Bárbara de Braganza, penetra el alma del hombre contemporáneo a partir de uno de los cuadros menos conocidos de Velázquez.

En torno a esta pintura, ubicada en el Museo Diocesano de Orihuela (Alicante), conocida como La Tentación de Santo Tomás, gira la historia de intriga y misterio creada por Márquez, quien explica la fascinación que sintió al verlo por primera vez en el Museo del Padro a finales de los ochenta.

"En el cuadro aparecen dos rostros, uno es un ángel. Sin entenderlo del todo, me quedé tan prendada de la belleza de aquella imagen que inserté el tema del cuadro en la novela con su correspondiente intriga e hice sucumbir a una de las protagonistas —una periodista de radio— al embrujo y al enigma de esos rostros".

Una cuestión sin resolver

Márquez explica que algo similar le ocurrió en una ocasión con una breve frase. "Una noche leí uno de esos pensamientos cerrados que navegan por la Red de forma rápida, como perdidos. Me topé con esta idea compleja que no llegué a entender, la frase era un arcano medieval, pero supe que pese a no entenderlo aquel misterio estaba repleto de inteligencia y también de belleza. Aquello me cautivó y me quedé prendada de la idea y la forma en la que sonaba pese a que no tenía sentido lógico alguno", comenta.

Esta máxima de filosofía medieval, además de un lujoso bote de perfume —"un regalo personal que recibí de una amiga y que tengo como un fetiche en la mesa en la que escribo", detalla cuando habla del aroma del libro— actúan como un leit motiv entonado a lo largo de toda la trama, que irá proyectando luz sobre la esencia e historia de los protagonistas.

El antiguo enigma sin resolver, además de punto de partida, también le sirvió a la autora para titular la novela. "El libro se titula La cuestión 106 porque apela a lo que suscitó en mí esta cuestión, es decir, contiene esa frase medieval que nunca comprendí y en la que me quedé enganchada, como prendada de su sabiduría. Como nunca pude pasar a la Cuestión 107 opté por la anterior, en la que aún estoy".

Historia de historias

Como la autora, la irresistible atracción que los rostros del cuadro de Velázquez ejercen sobre Julia Conde, conductora de uno de los programas radiofónicos de mayor audiencia del país, acaba arrastrándola hacia un profundo estudio del lienzo.

En la base de la fascinación de Julia anidan los secretos de un enigma cuyo desciframiento desvelará una compleja red de relaciones humanas entre cinco personajes.

Así, en lo que aparentemente no es más que una relación convencional entre vecinos, subyace una red social invisible entre compañeros de oficina y jefes, amantes y amigos, familiares e interlocutores virtuales que progresivamente, a la luz de una máxima de filosofía medieval que subyace a lo largo de toda la obra, irán desentrañando sus puntos de unión y también sus divergencias.

Desde una perspectiva contemporánea, la locutora de una emisora de radio corporativa, una escritora que a la vez es dependienta de unos grandes almacenes, un ex empleado dedicado a sacar adelante a sus hijos, un director comercial y una empleada que acaba de ser víctima de un expediente de regulación de empleo, comienzan a tirar del hilo de su historia hasta comprobar cómo están intrínsecamente relacionados en el tiempo.

El acelerado pero pensante individuo moderno

Los puntos de conexión entre todos ellos son: un edificio de ocho plantas, un ascensor, unos grandes almacenes, una emisora de radio, y la red internáutica. Pero además, todos comparten la condición humana.

"El hombre de hoy lógicamente ha cambiado mucho pero pese a vivir más rápido que nunca no ha dejado de pensar, eso sigue siendo igual que hace mil años y esa capacidad para reflexionar es lo que le hace diferente, eso aparece en el libro constantemente", explica Márquez.

El puzle de elementos que engloba el libro hace de él una batidora de ideas, "algunas inconexas".

"La gente que lo ha leído me dice que tiene una mezcla de conocimiento y de esperpento. Esa mezcla es donde el vive el individuo de nuestros días: alguien que al mismo tiempo que está pensando en algo muy filofósico, profundo, también piensa que se le ha acabado el bono-metro o que tiene la nevera vacía...", comenta Márquez.

Y es que, tal y como ella misma explica, la novela va dirigida a ese hombre moderno que vive agobiado y a contrareloj, "ese individuo que no tiene tiempo para nada pero que también disfruta con las escaleras mecánicas...", un tiempo en el que se detiene.

Un hombre contemporáneo, según lo describen desde la editorial "que habla por teléfono hasta dormido, que escribe correos de forma compulsiva, que cuenta con neveras de última generación totalmente vacías, que no dispone de tiempo alguno, al que le da igual lo que haga su vecino, que corre, que vuela, que ha cambiado la bañera por platos de ducha rápida, que se alimenta de comida rápida, que deglute información, que se desenvuelve de forma rápida, que vive en la incertidumbre del sustento, pero que no por todo ello ha dejado de pensar".

*Consigue un ejemplar de La Cuestión 106 en PopularLibros.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento