Habían metido muchas horas, desembolsado un dinero en preparadores y sacrificado a familiares y a amigos para estudiar. Todo para obtener una de las 615 plazas de auxiliar administrativo convocadas por el Ayuntamiento de Madrid y cuyos exámenes se celebraron entre el 9 y el 11 de octubre en varios pabellones de la Casa de Campo. Un esfuerzo que finalmente resultó baldío para muchos de los opositores (43.250 solicitudes a 10 euros cada una  y 14.000 pruebas presenciales, según el Consistorio).

"Primero pensé que era yo, pero luego vi que era el examen. A mi alrededor la gente pasaba las hojas sin rellenarlas", explica Silvia (21 años). Como ella, mucho de estos opositores han presentado en los registros municipales la impugnación de la prueba por considerar que ni se ajustaba al programa de la convocatoria ni al nivel exigible para un puesto de auxiliar administrativo.

Ésta es  una de las premisas básicas que recoge la exigua legislación existente en esta materia, entre ellos el Estatuto Básico del Empleado Público (art.55.2 e): "Adecuación entre el contenido de los procesos selectivos y las funciones o tareas a desarrollar". Pero el examen no respetó tampoco la propia legislación municipal al respecto. Concretamente el decreto del 25 de noviembre de 2009, del área de Hacienda, y que establece que "habrá una congruencia con el temario de manera que el contenido de las preguntas esté perfectamente enmarcado en alguno de los temas del programa".

Pero no es solo la opinión de los examinados, sino que todas las academias que preparan oposiciones en Madrid destacaron a 20 minutos  la "extrema dificultad" de la prueba de este año 2012 comparada con las anteriores realizadas en 2010. Es más, desde la academia Adams (que en el último mes preparó a más de 1.400 de estos alumnos) se han elaborado los pliegos de impugnaciones para cada uno de los 10 ejercicios diferentes que realizó el Ayuntamiento.

Todas las pruebas constaban de 70 preguntas y el tiempo era de 70 minutos. Según los preparadores, en todos ellos hay un mínimo de 16 preguntas y un máximo de 20 que no están en el programa o no se ajustan al nivel del grupo funcionarial al que iba destinado el examen. Es decir, estiman que entre el 23% y el 28% de cada examen es impugnable. Además de la longitud "excesiva" de los enunciados, confirman profesores y alumnos.

A este respecto, el Ayuntamiento de Madrid mantiene que ninguno de sus opositores ni las academias "impugnaron las bases de la convocatoria"; que son las que incluían el  programa. Y solo reconoce la presentación de 200 impugnaciones.

Por su parte, este diario pudo hablar con el presidente del tribunal, Fabián Reillo, (jefe de unidad del departamento de recursos humanos del Consistorio de Ana Botella) y que aseguró que el grado de dificultad es una cuestión "subjetiva". Además, incidió en que él preparó la prueba (de forma unilateral porque tiene potestad para ello) de acuerdo al programa. También el Ayuntamiento mantiene que las preguntas sí están en el temario.

Discusión que es fácil de zanjar. El programa permanece aún colgado en la web del Ayuntamiento. En sus tres primeros puntos, referentes a la Constitución Española, se señalan como materia de examen el título I y el VIII de la Constitución española (Principios generales, derechos y deberes, sus garantías y la organización territorial del Estado).

Pues bien, en los 10 modelos de ejercicios presentados por el Ayuntamiento a examen hay preguntas de la Consititución (de estos títulos), pero también de otros que no entraban: la corona, las Cortes Generales o el Tribunal Constitucional (títulos II, III y IX).

"La cuestión del nivel es más difícil de determinar, pero si está o no en el programa es sencillo, aunque siempre hay que ser prudente", concluye el abogado experto en derecho Administrativo Beltrán Gambier respecto a la posibilidad de que los opositores terminen denunciando al Consistorio en los Tribunales.

Fernando del Castillo es uno de los opositores que mejor resume el estado de ánimo de todos. "Nos han tomado el pelo. Soy licenciado en Derecho, he estado un año preparando este examen, ocho horas diarias de estudio con las correspondientes consecuencias familiares", dice.

"Esto tiene que suponer un antes y un después en el sistema de oposiciones del Ayuntamiento de Madrid. Sentimos indignación, rabia y merma de autoestima", dice este opositor que se presentó también a la convocatoria anterior.

Algo similar a lo que declara Laura Blasco, que también se presentó a otra convocatoria anterior y es diplomada en Relaciones Laborales. "Se han saltado también el principio de igualdad de los aspirantes, porque los que hicieron el examen el tercer día pudieron pensar cómo actuar ante la prueba, o no contestar. Pero los del primer día no tuvieron opción", señala.