Una prueba para probar los límites de la resistencia humana. Eso es lo que inició, en teoría, el mentalista cacereño Carlos Santillana el pasado lunes en la plaza mayor de Trujillo.

Su objetivo, permanecer durante cuatro días en el interior de un ataúd bajo dos metros de tierra, al más puro estilo David Blaine, sin suministro de oxígeno, alimentos ni bebidas, y sin recibir ningún otro tipo de ayuda exterior.

Una gran losa de granito aseguraba, poco después de encerrarse dentro a la vista de espectadores y medios de comunicación, que Santillana no podría salir, a no ser que un problema de salud -era vigilado cada hora por un cardiólogo- recomendara su liberación.

Intento fallido

Esta madrugada, a las 2.20, la organización del evento ha dado por finalizada la prueba, informando vía SMS de que el mentalista había abortado el reto por una "subida de pulsaciones".

Según su equipo, el mentalista tuvo que ser atendido con suministro de suero a su salida del ataúd, para lo que acudió al servicio de urgencias de Trujillo, desde donde fue trasladado a Cáceres capital.Los vecinos, sin embargo, no se creen que Santillana estuviera dentro del féretro. Varios de ellos comentaron el pasado lunes que habían visto al mentalista escabullirse de su encierro para después marcharse en un coche que le estaba esperando.

Las dudas sobre la veracidad de esta prueba son aún mayores al comprobar que no existe constancia de que Carlos Santillana pasara por las urgencias de Trujillo, según ha comprobado Europa Press en el libro de registro del centro hospitalario.

Tras conocerse estos últimos hechos, el malestar entre los vecinos de Trujillo se ha acrecentado y en los comentarios entre ciudadanos predominan expresiones como "tomadura de pelo", "insulto para toda Extremadura" y "cachondeo para todos los extremeños".