El acusado de arrojar contra agentes del Cuerpo Nacional de Policía un cuchillo con el que intentaba matar a su esposa en un portal de la calle Fuertes Acevedo de Oviedo, en 2010, reconoció este miércoles los hechos y aceptó una condena de diez meses de prisión por un delito de atentado, con la circunstancia semi-eximente de anomalía psíquica.

La Fiscalía retiró su solicitud de que, además de la pena de privación de libertad, se acordase para él una medida adecuada para su curación y tratamiento de las enfermedades que padece en un centro especial, ya que el Tribunal Supremo ya se la impuso cuando le condenó por un delito de intento de asesinato el pasado mes de mayo.

Según Fiscalía, sobre las ocho y diez de la tarde del 8 de marzo de 2010, varias dotaciones del Cuerpo Nacional de Policía acudieron a un portal de la calle Fuertes Acevedo de Oviedo, avisadas de que un hombre intentaba acuchillar a una mujer en las escaleras del inmueble.

En efecto, al llegar allí, los agentes presenciaron cómo una mujer corría perseguida por el acusado, F. P. P., que llevaba en la mano un cuchillo de grandes dimensiones. Los policías consiguieron interponerse entre el agresor y su víctima y ordenaron a aquél en repetidas ocasiones que dejase el arma en el suelo. No obstante, en vez de hacer lo que le decían, el hombre lo arrojó contra ellos, aunque lograron esquivarlo.

En el momento de cometer los hechos, el acusado se encontraba bajo los efectos de una intoxicación etílica y sufría una enfermedad mental, episodio maniaco con síntomas psicóticos, por lo que puede entenderse que sufría una afectación de sus facultades volitivas, intelectivas y de su capacidad de control de los impulsos.

F. P. P., fue condenado el pasado mes de mayo por el Tribunal Supremo a cinco años y ocho meses de prisión por un delito de tentativa de asesinato, con la circunstancia semi-eximente de anomalía psíquica y la agravante de parentesco. El tribunal le impuso además la prohibición de aproximarse a una distancia inferior a 400 metros a la víctima, acudir a su domicilio, lugar de trabajo y otros frecuentados por ella, así como comunicarse con ella por cualquier medio, durante diez años.

Asimismo, estableció la medida de seguridad de internamiento en centro adecuado para el tratamiento de la anomalía psíquica que padece hasta su completa curación, buscando además que ese centro reúna las condiciones de seguridad y vigilancia con el fin de preservar también los derechos de la víctima. Unido a la duración de la pena privativa de libertad, ese internamiento no puede exceder los quince años.