Ser el heredero de la Corona puede traer algunas incómodas situaciones y si no que se lo digan al príncipe Felipe, que se enfrentó a uno de estos embarazosos momentos el pasado martes.

Don Felipe acudió al funeral en memoria de Iñigo de Arteaga que se celebró en la madrileña iglesia de San Francisco de Borja. Cuando el príncipe abandonó el templo por una de las puertas laterales, se cruzó con una mujer que pedía limosna y que le tendió la mano para que le diera una moneda.

El heredero más acostumbrado a que la gente le pida saludos y no dinero, no lo dudó un segundo. Alargó su brazo, tendió su mano y le dio un fuerte apretón. La mujer de origen rumano no daba crédito a la reacción real aunque correspondió al saludo de Don Felipe, que muy satisfecho continuó su camino ajeno a la petición.

Al funeral en memoria del joven Íñigo de Arteaga (uno de los fallecidos en el accidente de avioneta ocurrido recientemente en la localidad toledana de San Pablo de Montes, marqués de Távara, hijo del duque del Infantado y hermano de la escritora Almudena Arteaga) acudieron familiares y amigos para rendir homenaje al fallecido. Entre ellos, el mencionado príncipe Felipe, que llevaba corbata negra en señal de luto y quiso acompañar a la familia en este día tan difícil.