Carlota, una limpiadora en un hotel de Barcelona, denunció a su empresa por acoso laboral y pedía rescindir su contrato con indemnización. Estaba harta de los gritos y malos modos de su jefe, que le hacía la vida imposible desde que un día saliera en defensa de otra trabajadora. La tensión diaria había provocado que cayera en un estado depresivo y ansioso que le había costado una baja laboral.
Un juzgado de lo social de Barcelona ha decidido que mientras llega la fecha del juicio, la trabajadora podrá dejar de ir a trabajar y la empresa deberá seguir pagándole su sueldo y las cuotas de la Seguridad Social, según cuenta El país.
En su auto, el juez ha considerado el "posible perjuicio" para la mujer si vuelve al trabajo y la "escasa perturbación" que su ausencia puede provocar en su empresa (del sector de la limpieza). Al final, acogiéndose a las medidas cautelares de la nueva ley reguladora de la jurisdicción social, aprobada hace un año, el juez ha inclinado la balanza en favor de la trabajadora.
En diciembre se celebrará el juicio y Carlota—una mujer de mediana edad de origen sudamericano— sabrá entonces si logra la indemnización de 15.000 euros que pide por daños morales.
De momento está feliz porque, dice, ha conseguido un paso importante: "Dejar de ver la cara de ese señor".
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