Para controlarlo, la Universidad de Valladolid ha elaborado un estudio en el que analiza este servicio en la provincia y en la región. Los resultados son buenos, todos los centros aprueban, algunos con nota, pero no todo es perfecto.

En la mitad de los comedores analizados, aproximadamente, debe reducirse la presencia de fritos y rebozados. Además, hay que aumentar la oferta de fruta fresca y de guarniciones de verduras y hortalizas para también reducir las raciones.

Otro de los cambios recomendables es disminuir el número de lácteos consumidos, no porque éstos sean malos, sino porque sustituyen la fruta.

La mayoría de estos servicios son gestionados por empresas, aunque aún quedan algunos, muy pocos, con un cocinero en el colegio.

Por último, y para favorecer que la dieta se complemente con la cena y el desayuno, se está elaborando un libro para los padres con recomendaciones que se editará este año y se distribuirá en todos los colegios.

 5 preguntas a...

Margarita Alonso Franch coordinadora del estudio

1 ¿Cuál es el alimento peor tratado?

El pescado. A los niños no les gusta y a las empresas les resulta más fácil no ponerlo porque es caro y difícil de conservar.

2 ¿Los niños necesitan tomar algún alimento en especial?

En esas edades es necesario que tomen mucho calcio, por eso los productos lácteos son muy buenos, pero no pueden sustituir a la fruta, por ejemplo.

3 ¿Cómo son las raciones que se dan en los comedores?

Son muy difíciles de calcular. Pueden estar contadas por el número de niños y luego distribuirse mal. En este punto es muy importante el papel de los cuidadores del comedor.

4 ¿Por qué?

Son ellos los que deben encargarse de que los niños más glotones no se coman todo y de que los que no comen bien lo hagan.

5 ¿Hay bollería industrial?

No, sólo ha habido un caso y se le ha llamado la atención. En la comida no es posible que haya.