Testigos dicen que el asesinato estaba anunciado y que la víctima tenía miedo porque él "vendría por la espalda"

Antonio llamó a su amigo y le dijo: "He perdido la cabeza, he perdido todo, la he matado, ya es vuestra, ahora si vais a correr"
Antonio F.E., acusado de matar en 2011 acusado de matar a su pareja
Antonio F.E., acusado de matar en 2011 acusado de matar a su pareja
EUROPA PRESS
Antonio F.E., acusado de matar en 2011 acusado de matar a su pareja

Los siete testigos que han declarado este miércoles en la segunda sesión del juicio que se celebra en la Audiencia Provincial de Murcia contra Antonio F.E., español de 56 años que el pasado año mató a su compañera sentimental asestándole 48 puñaladas y 20 cuchilladas cuando se encontraban en el domicilio familiar que compartían en Los Belones (Cartagena), han puesto de manifiesto los malos tratos psíquicos a los que era sometidos la víctima, hasta el punto de que llegó a tener miedo, porque si se marchaba éste "haría una locura".

Una empleada, por aquel entonces, que trabajó con la fallecida durante seis meses en una pastelería ha recordado, a preguntas del Ministerio Fiscal, que el acusado la llevaba todos los días y se esperaba a que terminara su jornada laboral, sentado en una mesa a veces con reuniones de trabajo que mantenía en ese mismo lugar, ya que era intermediario en la compraventa de vehículos, o incluso se llevaba a la hija de la fallecida a que hiciera los deberes y tomara un helado.

Ha reiterado que éste no se marchaba del lugar sin ella y que si tenía que esperar cuatro o cinco horas esperaba, pero que se enfadaba si era más tiempo. De hecho, ha recordado que la víctima le confesó alguna vez que "no podía dejarlo porque tenía miedo, era un traidor y venía por la espalda", manifestándole su compañera de trabajo que ella podía con él físicamente por la corpulencia de ésta.

Cuando se enteró del fallecimiento, no ha dudado en afirmar que la sensación que tuvo es que "estaba anunciado".

Otro de los testigos que ha declarado en el juicio ha sido F.J.M., la persona a quien el acusado llamó nada más cometer el crimen —marido de una prima de la víctima— y que, según consta en las conclusiones del fiscal, le dijo: "ya la he matado. Ahora sí vais a correr toda la familia".

A preguntas del fiscal, ha comentado que mantuvo una buena relación con él pero que había cosas en las que no estaba de acuerdo. Cuando ocurrieron los hechos, le llamó y le advirtió que había cometido una "locura". "He perdido la cabeza, he perdido todo, he hecho una locura, la he matado, ven a recogerla antes de que la niña regrese del colegio, ya es vuestra, no me has ayudado y es cosa tuya, ahora si vais a correr todos", dijo.

Este testigo, que ha resaltado que el acusado le dijo alguna vez que si se marchaba de su domicilio "iba a hacer una locura" y que esa última semana estaba mucho peor y más celoso de lo normal, ha precisado que el tono de la llamada, cuando le dijo que la había matado, era de "loco", pero que ese tono cambió cuando le dijo que iban a correr todos, a lo que el acusado, sin tener derecho al turno de palabra, le ha replicado negando ese extremo, lo que ha obligado a su letrado a llamarle la atención por su comportamiento.

También han prestado declaración el padre de la menor y la tía de ésta, quienes han coincidido en subrayar que la víctima "estaba muy asustada y temía por su vida". De hecho, el padre de la menor le aconsejó que denunciara esa situación y ella le manifestó el temor que sentía, por lo que decidió viajar a Noruega unos días para intentar iniciar una nueva vida con una prima que vivía en aquel país.

La niña, que fue la quien encontró el cadáver de su madre al volver al colegio, acude a un tratamiento en el Juzgado para intentar llevar "una vida normal y va mejorando, pero tiene momentos en que está muy triste y echa de menos a su madre", según ha explicado su progenitor.

La mayoría de los testigos han afirmado que en el domicilio familiar nunca se escucharon gritos ni discusiones, pero una amiga de la víctima que convivió durante más de un año en el domicilio familiar de ambos ha dejado claro que ésta era objeto de "malos tratos psíquicos e insultos, la amenazaba muchas veces, incluso delante de la niña, y ella no aguantaba más las vejaciones de él".

"No aceptaba que la dejara porque tenía que estar con él a la fuerza y amargarle la vida", ha indicado esta testigo, de nacionalidad cubana al igual que la víctima, que también ha declarado que "ella sentía aprecio por él y no veía bien, por esa razón, denunciarlo por amenazas".

La niña encontró el cadáver de su madre

La primera persona, después de la niña, que vio el cadáver también ha comparecido este martes y ha explicado en que situación lo encontró, al pedir ayuda la niña cuando la había dejado en clase tras salir del colegio.

"La niña me dijo dónde estaba su madre, y que estaba en el suelo y no respiraba", ha señalado esta testigo, quien ha recordado que el cuerpo estaba lleno de sangre, cuajada, con los ojos abiertos y la camiseta levantada, dejando al descubierto el pecho.

Comprobó que estaba muerta, por indicaciones de la policía, al tocarle uno de los pies y observar que estaba "rígido y frío". Otra de las vecinas ha relatado que se cruzó con Antonio ese día, tras cometer el crimen, y le saludó, pero que no se fijó en su semblante, ya que ambos llevaban prisa.

El juicio arrancaba este martes con la declaración del acusado, que aseguró estar "loco perdido" cuando cometió el crimen.

Las distintas acusaciones —fiscal, abogado del Estado y acusación particular ejercida en representación de la hija de la fallecida— sostienen que los hechos son constitutivos de un delito de asesinato, por el que piden penas de 19 años de cárcel en el caso del fiscal y de 25 en el caso de la acusación particular.

Relato de los hechos

Los hechos tuvieron lugar el 26 de enero de 2011 a las 13.00 horas en la cocina de la vivienda familiar, situada en Los Belones, cuando la víctima comunicó al acusado su decisión de acabar la relación que ambos mantenían, según el relato del Fiscal.

En ese momento, el individuo cogió un cuchillo y la atacó con intención de acabar con su vida y comenzó a clavárselo de manera "brutal, sistemática y de forma muy reiterada".

Antonio no aceptaba la ruptura sentimental y le manifestaba siempre que si no era para él "no era para nadie", al tiempo que le reiteraba "si me dejas, te mato". Por ello, la mujer continuaba con la convivencia.

La situación se hizo tan insoportable para la víctima que, a finales de 2010, decidió comenzar una nueva vida con su hija, por lo que viajó a Noruega el 18 de enero de 2011 para ver las posibilidades de trabajo en el país y de matriculación de su hija, regresando el 22 de enero, aunque tenía miedo de la reacción del acusado cuando le comunicase su intención. Cuando se decidió a comunicar al acusado su decisión, éste cogió un cuchillo y la atacó "con la intención de acabar con su vida".

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