¿Qué significa para vosotros tocar en Zaragoza?

Es una suerte, aquí tenemos gente incondicional desde que tocamos por primera vez en el parque Delicias, cuando no éramos conocidos, hará ya cinco años. Además, Marina tiene familia aquí.

El disco se titula Techarí, ‘libre’ en caló, ¿por qué?

Es una declaración de intenciones y siempre titulamos nuestros discos en caló. El primero, Vengue, significa ‘duende’ y el segundo, Barí, quiere decir ‘joyita’, por el esfuerzo que nos costó.

Pero ¿por qué ‘libre’?

Este disco es un proyecto de autogestión porque es lo que ahora tiene sentido para nosotros.

No sois de multinacional...

No, creemos que los intereses comerciales coartan la creatividad del grupo.

¿Cuántos sois en directo?

En total somos once, con la bailaora y el videojockey, que se encarga de que exista interacción entre la música y las imágenes.

Sois pioneros en la fusión del flamenco, ¿creéis que habéis creado escuela?

Eso es excesivo, pero sí que es verdad que en 1998 nosotros ya mezclábamos bulería con hip hop y ahora parece una cosa de tecnología punta. Simplemente, la música es una suma de muchas cosas y nosotros hemos empujado junto con otros.

¿Qué proyectos os quedan?

Ahora mismo, acabar la gira por España y Europa. También estamos grabando una versión en estudio que nos ha encargado la discográfica de Bob Marley. En enero iremos a América y, después, a Canadá y Japón.

¿Y en Japón os conocen?

Es alucinante, el año pasado estuvimos en el festival de flamenco que se celebra en Tokio y era muy fuerte ver cómo la gente coreaba nuestras canciones. Hasta tenían el primer disco en vinilo, que es algo que ni nosotros tenemos.

Bio

Ojos de Brujo es una multitudinaria formación que grabó su primer disco en 1999, ya van por el tercero y su éxito es imparable.