La otra cara de la moneda está en las separaciones. Su número se ha reducido hasta las 1.025 en este periodo, el 15% de las que se registraron en 2005. No obstante, la mayoría (el 62%) es fruto del mutuo acuerdo.

En provincias como Madrid, Barcelona o Sevilla también se da esta misma tendencia, ya que por cada separación se producen, de media, diez divorcios.

Para el abogado Isidro Niñerola, presidente de la sección de Familia del Colegio de Abogados de Valencia, la conocida como ley del divorcio exprés «ha tenido un impacto fundamental, porque permite acceder directamente al divorcio sin pasar obligatoriamente por los dos años de separación», como sucedía anteriormente.

En la misma línea opina la letrada Gema Gómez, quien achaca el aumento de rupturas al menor «aguante» de las parejas y a la independencia económica de la mujer. «La gente está muy empeñada, vive al día y está cada vez más hipotecada», lo que, en su opinión,  abona el terreno.

Por edades, Gómez destaca a los jóvenes, principalmente los que llevan de cinco a diez años casados, aunque también hay un numeroso grupo que rompe al año de la boda.

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Menos litigios en las rupturas

El incremento en el número de divorcios no está ligado necesariamente a una mayor conflictividad. Así lo asegura Isidro Niñerola, quien destaca la tendencia mayoritaria de optar por los convenios reguladores. Con ellos, y partiendo de la voluntad común de poner fin al matrimonio, se consigue evitar una interminable peregrinación por los juzgados. Sin embargo, quienes se separan aluden a una mala época o a situaciones pasajeras de tensión. Ésta es la diferencia básica: mientras que el divorcio no tiene marcha atrás, una separación no tiene por qué acabar en ruptura definitiva.