Trapiello se despide en su última novela de la Guerra Civil: "Hay que dar voz a todos"

  • Trapiello publica 'Ayer, no más', una novela que busca encontrar un relato común que haga justicia, conquiste la paz y cierre las heridas de la Guerra Civil.
  • El autor propone el olvido, pero que sea "satisfactorio para todos".
El escritor Andrés Trapiello.
El escritor Andrés Trapiello.
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El escritor Andrés Trapiello.

El pilar fundamental sobre el que Andrés Trapiello (León, 1953) se ha sustentado para cerrar sus obras sobre la Guerra Civil ha sido la intención de, según nos cuenta el autor: "Intentar acelerar un proceso para que el olvido de la Guerra Civil llegue cuanto antes".

Eso sí, aclara: "Un olvido que sea satisfactorio para todos, no solo para algunos". Un olvido imposible sin justicia y una paz inalcanzable sin olvido: una tesis bien clara en su novela Ayer, no más (Destino).

Podría haber escrito una obra histórica, pero el autor de Las armas y las letras escogió la ficción, porque así cuesta más ofender y menos llegar a todos. "Es uno de los modos más seguros de desproveer a la historia de la ficción, porque todos los relatos históricos han acabado siendo ficción".

Su protagonista, un historiador incapaz de hacer una historia con la suya propia, ve que es imposible ser objetivo. La novela, en cambio, además de balsámica, ahonda en el terreno de lo subjetivo.

En cuanto a las víctimas de uno y otro bando, a los que en todo momento se refiere, lo tiene claro: "Son las víctimas las que han de decidir olvidar, ¿quién decide lo que hay que recordar y olvidar?".

La novela como bálsamo

"No hay ley que lo regule –sentencia Trapiello–, no es posible, porque no hay una memoria colectiva, así que la ley no puede ordenar lo que hay que olvidar o recordar".

La pregunta sobre el juez Garzón, dada su actuación en la memoria histórica, resulta inevitable: "Consiguió demostrar que es posible el progreso moral". Y añade: "Hoy nadie bien nacido puede negarse a una exhumación".

Lo que sí ha querido Trapiello dejar muy claro en su obra se resume en su rotunda afirmación: "Hay que dar voz a todos", porque, y así nos lo dice: "Hubo buenos dentro de los malos y malos dentro de los buenos. Y todos necesitan su reparación".

Es más, señala el autor de La brevedad de los días: "Estoy seguro de que si a los españoles se les hubiera dado a elegir, no habrían elegido ninguno de esos dos bandos, sino uno democrático y liberal".

La necesidad de un relato común es el principio de esta ficción, porque para Trapiello nos hemos entretenido contando batallas particulares, pero hemos perdido la visión general. Y la novela puede ayudar, y mucho, porque, según concluye: "Ayudamos a los historiadores a quitarles la tentación de ficcionalizar la historia".

El tema sigue (y seguirá) en pie

Es parte de nuestra literatura, la Guerra Civil ha nutrido y nutre buena parte de nuestras letras. Almudena Grandes, con su serie Episodios de una guerra interminable, publicaba este año nueva entrega: El lector de Julio Verne (Tusquets).

También Luis García Montero ha querido tocar en buena medida el asunto en su recién publicada No me cuentes tu vida (Planeta). Otro nombre que no puede faltar es el ganador del Premio Comillas de Memoria Histórica y Ensayo 2012, Tano Ramos, con su obra El caso Casas Viejas (Tusquets).

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