Uno de los sucesos que más comentan todos es el del laboratorio de Matemáticas, en el que el año pasado se desplomó el techo, aunque ahora ya está arreglado. «Las paredes tienen grietas y en algunas clases puedes ver la luz que pasa entre el ladrillo y la columna», se quejaron.
Pero, a pesar de todo, lo que más protestas recoge es el aparcamiento. Los universitarios aseguran que es imposible ir en coche porque luego no hay sitio para dejarlo. «Las plazas de dentro son sólo para los profesores y la mitad de las veces están vacías», recalcaron.
Pocos ordenadores, instrumentos obsoletos y escaso material son otras de las demandas de estos alumnos, para quienes el grave problema es que las carreras técnicas de tres años se tarden seis años de media en terminarlas. «Nos marchamos de erasmus para aprobar varias asignaturas que aquí son imposibles», lamentaron.
Álvaro Higuera. Estudia Electrónica y es uno de los alumnos que ha tenido que cambiarse de edificio para ir al laboratorio. «Hay bastante masificación. El centro es bastante viejo y, aunque han puesto parches, esa no es una buena solución».
Rafael Fuentes. Estudia Electrónica y cree que el edificio está bastante mal. «La única solución es hacer uno nuevo, pero para eso hay que invertir dinero», recalcó. Para él, uno de los problemas es que faltan salas de estudio.
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