Alberto Carpintero «para muchos, el cine es una atracción de feria»

Alberto Carpintero tiene 22 años y trabaja de taquillero en los cines Ideal. Hace cortometrajes para probar suerte en los festivales y su sueño es dirigir películas y escribir guiones.
Alberto Carpintero.
Alberto Carpintero.
Alberto Carpintero.
Es la cara que uno no mira. Tras decirle el nombre de una película y deslizar un billete, su mano te da a cambio las entradas de cine. Detrás del cristal de la hermética cabina está Alberto Carpintero. Lleva pocos días de taquillero en el cine Ideal. «Soy un primerizo», dice con cara de chiste.

Lleva un mes en Madrid, pero la ciudad no le es desconocida: aquí nació y creció. Sólo dejó la capital cuando sus padres decidieron irse a Ponferrada. Allí hizo un curso de cine y guión y ahora vuelve para probar suerte.

Un objetivo: ser original. Está harto de imágenes de helicópteros que explotan, de chicas que se tiran a los brazos del héroe, de Alatristes y ángeles de Charlie. Echa de menos a los vaqueros de Ford o las locuras de Fellini: «Parece que el cine ha vuelto a ser para algunos como una atracción de feria. Es como volver a los principios: los hermanos Lumière filmaron un tren que iba hacia los espectadores y la gente se impresionaba. Después de tantos años hemos vuelto a eso».

No se considera un purista y no le hace ascos a las películas de baja calidad: «Las pelis de monstruos con presupuesto cero me hacen gracia y respeto mucho a los directores porque se han gastado dos duros, se lo han pasado muy bien y le gustan a mucha gente».

Hace tiempo que rueda cortometrajes. Reconoce que le falta madurez y experiencia para hacer «algo serio que deje pensativo» al espectador. En sus cortos han sido protagonistas superhéroes en huelga o vampiros venidos del espacio: «Tengo de todo. Me gustan los giros de la historia y el humor absurdo. Lo que hago me gusta, no sé si está bien o mal porque no puedo juzgarlo, no tengo tanto ego».

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