Ayuntamiento de Alcalá de Guadaíra otorga la Medalla de la Ciudad a la congregación de las Hermanas Clarisas

La Orden cumple en 2012 el octavo centenario de su fundación y más de cuatrocientos años de presencia local

El Ayuntamiento de Alcalá de Guadaíra va a incoar un expediente para otorgar su máxima distinción a la congregación alcalareña de la Orden de Santa Clara, con más de 400 años de historia en la ciudad, en este 2012, año en que la orden cumple el octavo centenario de su fundación.

De esta forma, además de la correspondiente felicitación institucional por su aniversario, el alcalde alcalareño, Antonio Gutiérrez Limones, tras oír a diversos colectivos y personas de la ciudad, ha propuesto elevar al Pleno Municipal conceder la Medalla de la Ciudad a dicha congregación religiosa "para reconocer la intensa, aunque callada, labor social que las hermanas realizan en apoyo a los distintos sectores más necesitados de la ciudad".

La portavoz del Gobierno municipal, María José Borge, ya ha dado traslado de esta propuesta a los diferentes grupos políticos municipales en el transcurso de la Junta de Portavoces, celebrada este lunes, y les ha solicitado "que se adhieran a la misma".

Por su parte, el concejal delegado de Fiestas Mayores, Enrique Pavón, ha manifestado que "las Hermanas Clarisas de Alcalá de Guadaíra son un ejemplo de bondad, humildad y solidaridad para todos los sectores de la sociedad, entre los que son muy conocidas pese a ser una orden de clausura".

"Las Hermanas Clarisas alcalareñas", ha puntualizado Pavón, "son una congregación de gran cercanía con los ciudadanos y tienen una importante vinculación con las entidades sociales, benéficas, asistenciales o culturales de la localidad, como hermandades y cabalgatas. Además, dentro y fuera del municipio su tradición de repostería artesanal, da cuenta de la dulzura con la que realizan su labor".

ORÍGENES

Las Hermanas Pobres de Santa Clara (Clarisas) constituyen la segunda Orden Franciscana, también conocida por el 'franciscanismo femenino'. Son monjas de vida contemplativa, y por tanto hacen régimen de clausura. Su principal misión es la oración. Se ganan la vida de forma muy variada, según la tradición de cada convento, realizando labores de encuadernación, bordado o repostería, entre otras.

En 1233 llegaron por primera vez a España, concretamente a Barcelona, en una modesta embarcación, dos jóvenes religiosas con el encargo de la Madre Clara de implantar aquí la vida de oración y retiro que se observaba en su monasterio de Italia. En poco tiempo las casas de esta orden florecieron por toda España. A la muerte de Clara, en 1253, ya existían cincuenta conventos de Clarisas en el mundo. Hoy son la Orden contemplativa con presencia más extendida.

Congregación alcalareña

La fundación del Convento de Santa Clara de Alcalá de Guadaíra data de 1597. La noble alcalareña doña Juana Gallego de Ledesma, viuda de don Alonso Martínez Vaca, con licencia del señor Cardenal Arzobispo don Rodrigo de Castro y del Padre Provincial de la orden de San Francisco, fray Bernardino Méndez, propuso la creación de una comunidad de Clarisas, y el Ayuntamiento de la ciudad contribuyó entonces a esta fundación con dos mil ducados.

A lo largo de décadas sucesivas el convento se reconstruyó, pues inicialmente eran sólo un conjunto de casas con sus terrenos correspondientes. La labor de sucesivos patronos y bienhechores llevaron a este convento, en la segunda mitad del siglo XVIII, a ser uno de los más destacados de la Orden de Santa Clara en la provincia.

El edificio se incendió en la noche del 18 de julio de 1936, y con él todo su patrimonio artístico y su archivo documental. Las religiosas se refugiaron en el Convento de Santa Clara de Sevilla. Regresaron el 15 de octubre de 1941, con el monasterio totalmente arrasado, emprendiendo una lenta y difícil reedificación que duró bastantes años.

Hoy el edificio es una muestra del patrimonio histórico de la ciudad, situado en el centro de su casco urbano con fachada a dos de sus calles principales (Nuestra Señora del Águila y Alcalá y Orti), muestra de arquitectura tradicional andaluza, de paredes encaladas y adornadas en color albero. De la misma manera que la vida de sus religiosas, tiene también una presencia importante en la localidad, por su vinculación con instituciones como la Hermandad del Cristo del Perdón y con la ciudadanía en general.

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