Aunque nos disguste, el calendario y el tiempo lo confirman: se acabó el verano. Y eso también afecta al estado de nuestro hogar. El otoño es un momento que tenemos que aprovechar para revisar la casa en múltiples aspectos.

Lo básico ya nos lo ha pedido el cuerpo. Habremos cambiado la fina colcha de verano por otra algo más gruesa (la funda nórdica aún deberá esperar unos meses); ya tenemos mantas en el sofá; y podemos sacar las alfombras menos gruesas.

Pero hay otros aspectos de la casa más importantes y que tal vez no tengamos tan presentes. Si tenemos chimenea hay que proceder a su limpieza antes de que llegue el frío invernal.

Respecto a la calefacción, hay que purgar los radiadores si tenemos calefacción individual. Si se trata de calefacción central, es mejor esperar al momento en que la comunidad decida encenderla.

Y si es importante calentar la vivienda, tanto o más lo es evitar que se enfríe, su aislamiento. En puertas y ventanas, debemos reemplazar los burletes de espuma de goma.

El aparato de aire acondicionado necesita un buen mantenimiento todo el año. Pero ahora que acaba su época de mayor uso, debemos insistir en examinar y limpiar los filtros. Además de ahorrar energía garantizamos nuestra salud.

Las cortinas son un buen aislante. Si es el caso, retiraremos las cortinas ligeras de verano y pondremos en su lugar otras más gruesas para el frío.

Si la nuestra es una ciudad lluviosa, mejor tener listo ya el paragüero y una buena alfombra para todo ese calzado que llega enlodado.

El jardín también pide cambios. Hay que resguardar los muebles del jardín para evitar su deterioro por la lluvia y el frío. Podemos dejar alguna silla, porque el otoño aún nos regalará alguna buena tarde de sol.

Respecto a las plantas, debemos aprovechar el otoño para revisar las situación de nuestras plantas. Ante el riesgo de heladas habrá que trasladar las plantas delicadas hacia algún tipo de protección, como un invernadero. Debe ser un lugar fresco y luminoso.