Los Zagales, que además es el restaurante ‘hermano’ del ganador, ha sido ga-

lardonado con el accésit al pincho más vanguardista, mientras que la tapa más tradicional se fue a Hondarribia, al Gran Sol.

Bio. Tiene 31 años, de Buenos Aires, aunque su padre es gallego. Lleva ocho años en la cocina. Está bien acompañado por la gente de Aloña-Berri en San Sebastián.

Pablo Vicari. Ganador del certamen.

«Me gustan los platos con alma, que parezca que cocina mi madre»

Termina la entrega de premios y lo avasallamos.

¿Se lo esperaba?

No, había mucho nivel.

Fue el primero del primer día, ¿no tenía miedo de que le olvidaran?

Un poco, pero por arrancar el concurso.

¿Cuál es el pincho?

Un tobogán de milhojas de chicharro con verduras marinadas, berenjenas escabechadas y todo caramelizado y con guarnición.

¿Cómo sabe?

A gloria.

¿Le gustan las tapas en Valladolid?

Es diferente al País Vasco, allí son más sibaritas, aquí es todo más castizo, es otra gastronomía más de verdad española.

¿Cómo lo prepara?

Con tiempo y ganas.

¿Le dejan innovar en el Aloña-Berri?

Me permiten pedir cualquier materia prima y carta libre para hacer; ellos lo van probando y entre todos lo rematamos.

¿Lo importante es la presentación?

No, me gustan los platos con alma, que parezca que cocina mi madre. Después, que esté bonito.

¿El año que viene, jurado?

Si me invitan, comeré los 30 pinchos.