Nandan Ghiya contrapone en 'deFacebook' las comunidades tradicionales con las virtuales

  • El artista de la India compara el mundo de sus antepasados, poblado de imágenes significativas, con la "ironía" de las "falsas" conexiones de las redes sociales.
  • Expone en París una instalación en la que utiliza viejos retratos con las caras nubladas con mosaicos digitales.
  • "El píxel es el nuevo átomo. Los cinco sentidos están pasados de moda: 1920 x 1080 es la nueva forma de ser".
Las fotos utilizadas por el artista son todas de Rajastán
Las fotos utilizadas por el artista son todas de Rajastán
Courtesy of Nandan Ghiya / Galerie Paris-Beijing
Las fotos utilizadas por el artista son todas de Rajastán

Nandan Ghiya nació en Jaipur (1980), la antiquísima ciudad construida con estuco rosado que es la capital de Rajastán, en el noroeste de la India. Su familia, dedicada desde hace generaciones a la compraventa de arte, vive en la misma casa desde hace centenares de años. Las paredes están pobladas de fotos de antepasados, amigos, gurús, líderes políticos...

En su última instalación artística, deFacebook —que se exhibe desde el 13 de septiembre en la Galería París-Beijing de la capital francesa—, Ghiya hace una reflexión sobre el sentido de esas viejas fotos y llega a una conclusión desoladora: ninguno.

Conexiones frías

El artista indio contrapone en la exposición, que estará en cartel hasta el 23 de octubre, el peso significativo y sentimental de las fotografías y la memoría que crean, y las conexiones frías provocadas por la universalización de las redes sociales. En paneles con viejos marcos de madera, ha creado collages de imágenes antiguas a las que ha pixelado la cara pintando bloques que parecen mosaicos digitales, creando una especie de muro de contactos de una imposible red social.

Las fotos, de cuya procedencia exacta, fecha o protagonistas nada sabemos, son de varios lugares de Rajastán. Ghiya las ha ido recolectando para demostrar cómo la extensión de las comunidades de amigos virtuales agrede de manera perversa a las comunidades tradicionales, donde los lazos son tangibles y perviven de una generación a otra.

"Relocalizados en el espacio intangible"

Los árboles genealógicos virtuales del proyecto son una llamada de atención, dice el artista, sobre los efectos de Internet y la tecnología digital "en las culturas indígenas y sus individuos", que han sido privados de los factores geográficos, económicos o etnográficos, "relocalizados" todos en el "espacio digital" de lo intangible.

Los tradicionales patrones de la conectividad entre seres humanos ("diferentes asociaciones para gentes diferentes, todos conectados de un modo u otro") tiene ahora un "nuevo significado" y se produce en "nuevos espacios de interacción: los smarthphones con cámaras de altísima resolucion y las pantallas de diodos luminosos".

Los "santuarios" de las fotos en las paredes son otros. "El mío es una combinación de miles de píxeles, igual que el mercado más cercano es eBay y el punto de encuentro más concurrido es Facebook", precisa el autor del proyecto, para quien resulta una "ironía" que esta red social se presente como una ayuda para conectarte e intercambiar tu vida. "¿Cómo te puedes conectar con una pantalla plana?", se pregunta.

La individualidad, en juego

Las comunidades virtuales y sus productos asociados, la sobreabundancia de información, debería hacernos sentir "perdidos y desilusionados, pero, al contrario, lo queremos acaparar todo de inmediato", aunque sea a costa de poner en juego nuestra individualidad.

Ghiya concluye con una profecía que ya están en marcha: "No más indios o estadounidenses, no más capitalistas o fanáticos. Todo es una combinación de píxeles donde gradualmente se pierden los rostros (...) El píxel es el nuevo átomo. Los cinco sentidos están pasados de moda: 1920 x 1080 es la nueva forma de ser".

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