Jocelyn Bayangat «No existe mucha diferencia entre Euskadi y Filipinas»

Como muchas compatriotas suyas, Jocelyn llegó a Euskadi para trabajar como asistenta interna.
Jocelyn Bayangat. (G. Artaza)
Jocelyn Bayangat. (G. Artaza)
Jocelyn Bayangat. (G. Artaza)
Pero no fue su primera experiencia fuera de su país. Antes de llegar sirvió en una casa en Bahrein, «donde no me dejaban hablar».Al llegar, hace 11 años, fue contratada por una familia de Neguri, que sí que le permitía hablar, aunque le pedía que lo hiciera en inglés. Estuvo ocho años con ellos. «Es lo mejor que me ha pasado en mi vida, me han ayudado mucho».

Le ayudaron, por ejemplo, a traer a su marido con los papeles en regla, algo por lo que les está muy agradecida. «Mi señora me llegó a decir que yo era la segunda madre de sus hijos; nada me ha hecho más feliz». Todavía mantiene el contacto.

Su adaptación a Euskadi no ha sido nada difícil, ya que ella asegura que «no hay casi diferencias entre esto y Filipinas, por lo menos en cuanto a la cultura». Muchas cosas le recuerdan a su lugar de origen. Por ejemplo, cada vez que ve un autobús con destino al colegio Urdaneta bromea que ya puede «volver a casa en bus»; su ciudad natal se llama Urdaneta Pangasinan.

Ahora reconoce que es muy  feliz aquí y que se siente muy bien acogida. «Los vascos nos han tratado siempre muy bien», a pesar de haber sentido rechazo alguna vez «en la cola del súper». Junto con su hija, Janire Mae, de tres años, y su marido espera quedarse para siempre.

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