La Audiencia de Valladolid ha dictado sentencia absolutoria en el caso del hombre que fue detenido el 21 de julio de 2010 en Peñafiel (Valladolid) en posesión de 30 gramos de cocaína y 2,44 de hachís y que durante el juicio no sólo negó dedicarse a la venta de droga sino que alegó que la sustancia ocupada la adquirió con la pensión por minusvalía que percibía su hija y con la única finalidad de destinarla a su propio consumo, dada su condición de toxicómano.

Aunque su versión exculpatoria no fue creída por el Ministerio Fiscal, que mantuvo invariable su petición de pena de cuatro años de prisión y el pago de una multa de 2.000 euros, la Sección Segunda de lo Penal de la Audiencia Provincial ha acordado finalmente su absolución ante la falta de pruebas de su culpabilidad, según informaron a Europa Press fuentes jurídicas.

El ahora absuelto, vecino de Aranda de Duero (Burgos), explicó que, dada su drogodependencia, que le obligaba a realizar por aquella época consumos de dos gramos diarios de cocaína, fundamentalmente fumada, solía desplazarse a Valladolid para adquirir la mercancía debido a que en la capital del Pisuerga era mucho más barata y de una mayor calidad.

Sobre el día de los hechos, Carlos G.P. aseguró que había viajado a Valladolid para proveerse de droga que compró tras desembolsar un total de 390 euros, financiados, tal y como apostilló, con parte de los 500 euros de una pensión por minusvalía de su hija.

"Nunca me he dedicado a la venta de droga, de hecho no tengo ningún bien", enfatizó el imputado, quien, a preguntas sobre por qué dio muestras de nerviosismo al ser interceptado por la Benemérita de Peñafiel, alegó que "había consumido droga y además era de noche y los agentes salieron de improviso de una gasolinera que estaba cerrada".

Los aludidos, por su parte, recordaron que aquella noche se encontraban de servicio en Peñafiel y decidieron interceptar el turismo en el que viajaba el acusado debido a la extraña maniobra realizada al percatarse de su presencia.

Fue entonces cuando, según coincidieron los agentes, el sospechoso se llevó la mano al bolsillo, ante lo cual decidieron cachearle y descubrieron en un bolsillo del pantalón un paquete de plástico, cerrado con una alambre verde de jardinería, que contenía, como así se pudo comprobar más tarde, casi 30 gramos de cocaína, mientras que en otro bolsillo se incautaron de un plástico transparente con cuatro bolsas de plástico y en su interior 2,44 gramos de hachís.