Cuentan que hace siglos, en el patio de las doncellas, había naranjos en un jardín bajo. Así las princesas, que paseaban por arriba, podían disfrutar del olor a azahar sin necesidad de hacer ningún esfuerzo. Ahora, seis pequeños árboles de esta especie vuelven a reinar en este jardín de ensueño del siglo XIV, completamente recuperado. Sólo queda que corra el agua por la alberca central. A ambos lados del estanque se puede disfrutar de dos arriates, casi intactos, con arcos mudéjares de medio punto entrelazados, en buen estado de conservación. El jardín del Rey Don Pedro, que fue soterrado en 1582, pertenece ahora a todos los que decidan visitarlo.