Los hogares unipersonales se disparan en cinco años

Desde 2001 han aumentado un 22% y ya hay 61.220 personas que viven solas. Los pisos pequeños son cada vez más demandados en inmobiliarias.
En Zaragoza hay 61.330 personas que viven solas, un 22% más que hace cinco años (47.747). Esta tendencia ha modificado el mercado inmobiliario, donde cada vez se demandan más pisos pequeños. Sin embargo, la oferta es escasa, ya que hasta hace unos años las viviendas se construían con tres o cuatro habitaciones. «Los estudios o pisos de una habitación entre 40 y 50 m2 son ahora los más rápidos en venderse», explican en Tecnocasa.

El aumento de las personas que viven solas es mucho mayor que el crecimiento demográfico en Zaragoza (6,9%) y se atribuye, principalmente, al alza del número de divorcios y de la esperanza de vida, según el sociólogo Manuel López.

Con una habitación basta

«El mercado inmobiliario aún no está preparado para los cambios que está experimentando la sociedad», señala el sociólogo. La mayoría de los pisos son demasiado grandes para una persona o se quedan pequeños para que una familia acoja al abuelo cuando se queda viudo.

El elevado precio de las viviendas obliga a los compradores a buscar pisos de un dormitorio y consideran un lujo el disponer de más habitaciones.

El caso de la gente mayor que vive sola es diferente. Se niegan a abandonar su casa porque es lo que les proporciona independencia. Incluso, algunos que pueden irse a vivir con familiares lo rechazan porque temen ser un estorbo.

En todo Aragón hay 52.304 mayores de 65 años que viven solos. El servicio de teleasistencia del Ayuntamiento de Zaragoza atiende a más de 7.000 personas, casi el doble que hace cinco años. Suelen ser mujeres viudas con pensiones que rondan los 300 euros y que se valen por ellas mismas.

Los hábitos del que vive solo

Las personas que viven solas disponen de más dinero para gastar, según la última Encuesta sobre Condiciones de Vida, y lo utilizan, sobre todo, en ocio (cine, libros...). En cuanto a su tipo de alimentación, suelen tirar de productos envasados precocinados (ya se venden en raciones individuales), por lo que son los que más contaminan, según el estudio Alimentación 2010 del Instituto Cerdá. Además, les gusta tener mascota, porque les hace compañía y no les lleva la contraria ni dificulta la convivencia.

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