"El teatro es la memoria de los conflictos"...

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"El teatro es la memoria de los conflictos", asegura el catedrático de Lengua de la Universidad de La Coruña, Alfredo Rodríguez

"El teatro clásico es la memoria de los conflictos humanos a través de los siglos", ha considerado hoy el catedrático de Didáctica de la Lengua y la Literatura de la Universidad de la Coruña, Alfredo Rodríguez, quien ha apostado por "dominar las distintas posibilidades que el lenguaje ofrece, desde las graves y serias, hasta las coloquiales".

Rodríguez ha participado hoy en el Curso de Verano de la Universidad de La Rioja 'Habilidades comunicativas orales: estrategias innovadoras para mejorar la comunicación pública', en el Ateneo Riojano, con la ponencia 'Diálogos, coloquios y habilidades comunicativas'.

Para su ponencia, el profesor se ha apoyado en dos escenas teatrales; una de Shakespeare ('Julio Cesar') y otra de Miroslov Holub ('Breve reflexión sobre los gatos que crecen en los árboles').

El conflicto de Shakespeare le ha servido para analizar cómo buscar una forma de hablar "que haga claro" lo que se desea en tres escenas cotidianas: un desahucio, un despido y que pillen a alguien copiando en un examen.

El recurso del teatro, ha explicado, sirve para trasladarse a situaciones cotidianas porque "el teatro lo que siempre ha planteado son personajes posibles y conflictos que les enfrentan", por lo que, "si no entendemos esos personajes ni el conflicto nunca nos enteraremos de qué va la obra de teatro".

El catedrático ha destacado la necesidad de conocer los distintos "registros" lingüísticos a la hora de comunicarse. Así, ha dicho, "alguien que quiere que no le desahucien quiere conmover" a la hora de comunicarse.

Ha explicado que el poema del checo Holub (autor que pudo haber sido novel de medicina) usa una fábula para, a partir de ella, analizar "por qué los seres humanos, cuando se reúnen en un coloquio no están a lo que tienen que estar".

"Es decir", ha explicado, "introducen elementos que proceden de su fantasía, o de su manera de ver las cosas, pero que no corresponden a la realidad objetiva".

La base de una buena comunicación es, a su juicio, "la claridad" y "relacionar el tiempo de que se dispone con la eficacia del mensaje". "Si trasmitimos un mensaje con claridad", ha señalado, "pero no está relacionado con el objetivo, por ejemplo, conmover a la persona que nos viene a desahuciar, la comunicación es un fracaso".

También ha destacado la necesaria "habilidad" de anticiparse a la réplica de aquel a quien nos dirigimos y "planificar la contra respuesta" que se va a ofrecer.

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