Jornada de recogida de cacas de perro para evitar la suciedad en las calles en Viena: durante cinco minutos, cada ciudadano tenía que recoger el jueves todos los excrementos de perro que encontrara por la capital.

La iniciativa, a la que estaban llamadas 157.631 ciudadanos, según la organización responsable, quería concienciar a los vieneses sobre el problemas que plantea en numerosas urbes europeas las necesidades del mejor amigo del hombre.

Los activistas, que están en contra de que las calles de Viena se conviertan en un aseo canino, ven escaso compromiso por parte de las autoridades.

Los promotores del movimiento Padres contra los excrementos de perro, explican cómo cualquier esquina de la ciudad o los parques están infestados de excrementos y cómo, a pesar de existir leyes que prohíben abandonar los desechos en la vía pública, la infracción de esta regla es evidente.

Actualmente, en Austria sólo se pueden amonestar a los dueños si el perro es sorprendido en el mismo momento en que hace sus necesidades fisiológicas.

El marrón en EspañaEn España, la situación no es muy distinta. Sólo en

El resto de ciudades tienen similares problemas: los 30 kilos de excrementos al día que el Ayuntamiento de Zaragoza recolecta cada día o las 6.500 cacas que aparecen en las calles de Alicante son sólo un ejemplo.

En Granollers, al principio del verano, se optó por una solución diferente a la multa: devolver el excremento del can a su dueño cuando no lo recoja.

El ayuntamiento de la localidad cree que el escarnio público puede ser más efectivo que las campañas de concienciación.

Consecuencias para la salud

Los excrementos son un criadero de bacterias como la toxocarosis, una larva parasitaria que se encuentra en los deshechos de las mascotas.

Además, si no son recogidos con prontitud, éstos pasan a formar parte del polvo y se convierten así un peligro para la salud humana, explica el Colegio de Médicos de Austria, que también apoya la medida.