Lágrimas de emoción
Al recordar a su marido, se le escaparon las lágrimas. De él dijo que «era una persona que enganchaba por su forma de actuar, de hablar, por cómo le gustaba y disfrutaba de la vida». Lo más duro de todo ha sido «aprender a vivir sin él y levantar la cabeza diciendo tengo que hacer algo, esto es injusto».
Desde el accidente dice que no hace planes, que vive al día y que ahora quiere tranquilidad pero que seguirá trabajando en la Plataforma Olvidados por la Justicia, pero «detrás de la cortinas».
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