Hay seis sonómetros itinerantes en distintos puntos de la zona y se hace un exhaustivo control de los establecimientos hosteleros (y de sus terrazas). También habrá un pormenorizado informe sobre el número de vehículos que recorren el barrio cada día. Todo esto conformará, a principios del año que viene, un diagnóstico «objetivo» de la situación acústica de este barrio, según explicó ayer a 20 minutos el concejal de Sanidad, Ramón Isidro Sanchis.

Una vez analizados los resultados de este estudio acústico, señaló Sanchis, el Ayuntamiento «adoptará las medidas oportunas y, si es necesario, se modificarán las ordenanzas».

Menos coches

Entre las medidas para reducir los índices de ruido, el Consistorio baraja la de restringir el acceso de vehículos al barrio (a ciertas horas o sólo los de no residentes) o reducir la actividad de determinados pubs u otros locales «sin matar la actividad del barrio», matizó el titular de Sanidad. «Para que el Carmen funcione, hacen falta estas medidas».

Además, el plan del Carmen servirá como prueba piloto para desarrollar el mapa acústico de la ciudad, que debe estar listo para el primer trimestre de 2006. Tras el plan del Carmen se pondrán en marcha acciones similares en Juan Llorens y la zona Woody.

Intereses contrapuestos

El Ayuntamiento sabe que hay intereses contrapuestos a la hora de desarrollar el plan antirruido. «Hay interesados en que aumente el nivel de ruido, por lo que se concentran  junto a los sonómetros y se ponen a gritar. Otros quieren lo contrario y rompen o roban estos aparatos, que cuestan 2,5 millones de las antiguas pesetas», explicó el concejal de Sanidad. Por ello, el Consistorio ha decidido no hacer público dónde están estos sonómetros.