Tras más de dos décadas de actividad, no exentas de polémica por el mal estado de las instalaciones y por las condiciones en las que se encontraban los internos, el Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) ubicado en el barrio malagueño de Capuchinos ha cerrado ya este miércoles definitivamente sus puertas y no acogerá a más inmigrantes, tal y como acordó el Ministerio del Interior y confirmó la pasada semana el subdelegado del Gobierno, Jorge Hernández Mollar.

Los últimos 13 extranjeros que se encontraban en el CIE, que entró en funcionamiento en 1990 para recluir a los inmigrantes sin permiso de residencia en España —una falta administrativa—, han sido ya trasladados a los centros de Madrid y de Algeciras (Cádiz), han confirmado fuentes del Cuerpo Nacional de Policía.

Asimismo, más de una treintena de funcionarios han abandonado también el antiguo cuartel de Capuchinos, según han indicado a Europa Press desde el Sindicato Unificado de Policía (SUP), permaneciendo los agentes dedicados a la protección del inmueble, que, no obstante, se prevé que siga acogiendo a algún grupo policial.

Este edificio, cuyo mal estado ha suscitado informes negativos y críticas por parte de diversas instituciones y organizaciones, tiene problemas de humedades, falta de estabilidad de la primera planta y grave deterioro de techos, muros y tejado exterior.

El Ayuntamiento de Málaga y el anterior Gobierno socialista intentaron buscar una solución, que pasaba por la construcción de otro CIE en una parcela del polígono Guadalhorce, una opción que, sin embargo, no se materializó ante la falta de acuerdo y sobre todo de dinero.

Precisamente, este miércoles se han aprobado por unanimidad en la Comisión de Pleno de Ordenación del Territorio del Ayuntamiento de Málaga sendas mociones del PSOE y de IU reclamando que estas instalaciones se destinen a equipamiento cultural y social, para lo que se solicita al Gobierno su cesión a la ciudad.