En declaraciones a Europa Press Televisión después de haber llegado andando desde Albuquerque a Madrid —639 kilómetros— el pasado 10 de abril y haber permanecido en "resistencia pacífica" viviendo en una camioneta durante dos meses frente a las puertas del Ministerio de Industria, Vadillo ha relatado que ayer comenzó una "huelga de hambre indefinida" para proteger a sus vecinos y la economía de su localidad.

"Si uno está convencido de lo que interesa a sus ciudadanos, a su tierra, de los proyectos que nos están destrozando por intereses egoístas, es más que suficiente como para querer llegar hasta el final", ha defendido Vadillo, que pasa las horas leyendo la obra del Premio Nobel de Economía, Paul Krugman, 'Acabad ya con esta crisis'.

Por otro lado, el alcalde ha contado que el ministro le recibió durante una hora cuando le comunicó que iba a emprender la huelga de hambre y ha criticado que mantuvo hacia él una actitud "tremendamente arrogante". "No está por la labor de ayudar a la creación de empleo, sino exclusivamente por los intereses de UNESA, el cacique de España en el tema energético", ha espetado.

Así, la concejala de Desarrollo Local de Albuquerque y diputada provincial de Badajoz, Marisa Murillo, que acompañaba hoy al alcalde, ha argumentado que la paralización de las subvenciones a las renovables "elimina de golpe y de forma radical las expectativas de trabajo de la comarca".

De esta manera, ha sostenido que serían "800 puestos de trabajo" los que se perderían de "manera directa" por paralizar las cinco plantas termosolares que no tendrían ayudas económicas y "500 empleos" indirectos.

"Es asombroso, es un gesto muy valiente por su pueblo, un gesto de mucho compromiso y de acción. Pocos alcaldes son capaces de hacer esto", ha ensalzado.