Unas 50 personas han protestado este domingo ante la sede del Banco Central en el Paseo de Pereda, con pitos, bocinas y cacerolas, contra el "rescate" al sector bancario español y por la situación de los afectados por las preferentes, un producto financiero de riesgo que ha dejado retenidos los ahorros de sus usuarios.

Han sido estos últimos los principales impulsores de la protesta de este domingo, ya que dentro de su actividad reivindicativa, se han desplazado al entorno marítimo de Santander, donde se celebraba una regata de traineras patrocinada precisamente por Caja Cantabria.

Al coincidir la protesta con el anuncio de ayer, desde Democracia Real Ya (DRY) se sumaron y difundieron la protesta a través de las redes sociales, de modo que este mediodía se han concentrado ante la sede del Banco Santander unas cincuenta personas.

Junto a miembros de Democracia Real Ya y afectados por las preferentes, estaban también personas ataviadas con la camiseta verde que emplean los colectivos en defensa de la educación pública, miembros de DEBA (la plataforma que se opone a la ubicación del Centro Botín) o el coordinador de Izquierda Unida en Cantabria, Jorge Crespo, entre otros.

Desde Democracia Real Ya han criticado que "en lugar de rescatarse a gente que lo necesita —en alusión a los afectados por las preferentes— se va a rescatar al sistema bancario" y todo sin pedir "responsabilidades", por lo que han reclamado una "reforma real" del sistema financiero.

Algunos de los manifestantes han pasado a la carretera, que estaba cortada porque horas antes se había celebrado una carrera popular — patrocinada por el Banco Santander—.

Los afectados por las preferentes llevaban camisetas con dibujos de tiburones en las que aludían al "corralazzo" que sufren, pegatinas con el lema 'Planta cara a la banca', y pancartas, como la que decía: "Perdonen si molestamos, exigimos lo nuestro".

Las preferentes son un producto de riesgo que se ofreció a usuarios medios sin darles toda la información (se les ofreció como inversión a largo plazo y resultó ser deuda), y que al final tuvo como consecuencia que sus ahorros quedaran inmovilizados, sin poder disponer de ellos.

Es una situación que en Cantabria afecta a 15.000 familias (uno de los mayores índices de todo el país), con unos ahorros retenidos en un "corralito" por valor de entre 400 y 500 millones de euros, con un valor medio de 40.000 a 60.000 euros