El Juzgado de Primera Instancia número 5 de Jerez de la Frontera (Cádiz) ha condenado a una Mutua de accidentes de trabajo a indemnizar a un paciente con 204.000 euros por las "graves secuelas" producidas por una falta de abordaje quirúrgico a tiempo de una fractura de calcáneo, que le ha producido "de por vida graves secuelas" y que quede afecto a una invalidez permanente en grado total.

Según ha explicado en rueda de prensa el abogado del Defensor del Paciente, José Luis Ortiz, los hechos se remontan al 2008, cuando el joven J.A.A.A., que entonces contaba con 29 años, sufrió trabajando una caída accidental desde un andamio de cuatro metros de altura, produciéndose la fractura cerrada de calcáneo y astrágalo en el pie. El problema, según ha precisado, "fue que como la fractura era cerrada, sólo se veía el hematoma, y además de la fractura de los huesos, éstos se astillaron y le produjeron el seccionamiento y corte de las venas safenas y tibiales".

Así, fue trasladado al servicio de urgencias del hospital de Puerto Real, y de allí, fue trasladado nuevamente al hospital concertado Juan Grande de jerez, donde le programaron una cirugía, aunque finalmente decidieron no intervenirlo, "posponiendo la intervención sine die". El abogado ha asegurado que no le realizaron ningún tratamiento, ni estudios de circulación sanguínea, que "habrían evidenciado que no se estaba produciendo la circulación del torrente sanguíneo y que los tejidos del entorno se estaban necrosando por falta de riego sanguíneo".

Según ha relatado, "todavía lo hicieron peor", puesto que le inmovilizaron el pie con un yeso, provocando que con los días, "el pie empezase a oler mal", por lo que la mutua decide trasladarlo por vía de urgencia a sus clínicas de Barcelona, donde previamente tuvo que ser intervenido por un cirujano estético para limpiarle los tejidos necrosados "después de pasar 29 días de la caída".

No es "hasta tres meses y 16 días más tarde" cuando le interviene el cirujano ortopédico realizándole una primera intervención quirúrgica tras la que le quedó "una limitación de movimiento de retropié". Otra intervención posterior le dejó una "limitación importante del tobillo", necesitando hasta dos intervenciones más para corregir "el pie en garra" que presentaba.

Ortiz ha detallado que este paciente "ha perdido de por vida la adaptación del pie al suelo, precisando además llevar de por vida plantillas y calzado adaptado". Además, "con tan sólo 30 años, ha quedado afecto a una invalidez permanente en grado total".