
Sin la presencia de su esposo, el duque de Edimburgo, la reina Isabel II de Inglaterra ha puesto fin a los multitudinarios festejos por su Jubileo de Diamantes con un saludo desde el balcón del palacio de Buckingham ante un abarrotado Mall.
La soberana británica, de 86 años, culminó este martes cuatro días de multitudinarias celebraciones en todo el país para festejar sus seis décadas en el trono británico.
Más sonriente que el día anterior y entre el afecto popular, la soberana acudió a los actos sin la compañía de su esposo, el príncipe Felipe, que el lunes fue hospitalizado por una infección de vejiga y seguirá varios días ingresado.
Muchos miles de ciudadanos se agolparon en el Mall, el paseo que une Buckingham con Whitehall, y no cesaron de vitorear a su reina durante los minutos que duró su saludo pese a la ligera lluvia, que finalmente no impidió la celebración de un desfile aéreo de las Fuerzas Aéreas Británicas.
La reina también presidió una procesión en carroza por el centro de Londres, en la que estuvo sentada al lado de la duquesa de Cornualles y el príncipe Carlos de Inglaterra, a falta de su esposo, y fue constantemente arropada por los británicos que la esperaban desde hacía horas en las calles.
El colofón a estos cuatro días de festejos multitudinarios se llevó a cabo desde el balcón del palacio de Buckingham, desde el que la reina saludó a la multitud de ciudadanos que, a esa hora, tuvieron que sacar los paraguas y cantaron en varias ocasiones el himno Dios salve a la Reina.
Un discurso inesperado
El día anterior, el príncipe Carlos había protagonizado uno de los momentos más emotivos de los homenajes. Tras el macroconcierto que reunió a artistas como Paul McCartney, Elton John y Stevie Wonder, recitó un inesperado discurso en el que llamó "mami" a la reina y recordó a los asistentes que allí estaban "celebrando la vida y el servicio de una persona muy especial".
El heredero al trono dijo dirigiéndose a su madre que el Jubileo de Diamantes era la oportunidad para agradecerle "como nación" el que "siempre hayas estado ahí para nosotros, por inspirarnos con tu generosidad y servicio, y por hacernos orgullosos de ser británicos".
El príncipe de Gales recordó además a su padre, el príncipe de Edimburgo, que no pudo asistir al multitudinario evento, por haber sido hospitalizado horas antes por una infección de vejiga, lo que desató una calurosa ovación.
"La única cosa triste es que mi padre no ha podido estar con nosotros porque desafortunadamente no se encuentra bien", dijo el príncipe Carlos en el escenario de un evento que fue seguido por medio millón de personas en las calles de Londres.
Además, el heredero al trono le dijo al público que "si gritamos alto puede que nos oiga desde del hospital".
El esposo de la Reina, que cumplirá la semana que viene 92 años, fue hospitalizado en Londres de manera preventiva por segunda vez en los últimos seis meses.
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