La acusada de abandono por educar a su hijo en casa afirma que lo hace porque quiere el "bien" del niño

Fiscalía dice que la mujer tiene la obligación de dar una educación integral al niño y que "no lo está haciendo"
Juicio a una madre en Vigo
Juicio a una madre en Vigo
Europa Press
Juicio a una madre en Vigo

El Juzgado de lo Penal número 2 de Vigo ha acogido este martes la vista oral contra A.R.L.V., una mujer acusada de un delito de abandono de menores por formar a su hijo, que actualmente tiene 10 años y medio, en el domicilio, con un sistema alternativo a la educación reglada. "Educo a mi hijo en casa porque quiero su bien como persona", aseguró la acusada durante la sesión.

La mujer explicó que desde un principio educó al niño en casa, mediante "pedagogía no directiva" y que a los 8 años de edad, siendo el año 2009, él pidió ir al colegio, para saber cómo era y como se estudiaba allí. Sin embargo, el menor fue los primeros días —tres en el mes de septiembre— y, tras acudir otros tres días en noviembre, finalmente dejó el centro, pues la madre remitió un escrito avisando al colegio.

La acusada, que se enfrenta a una multa de 1.260 euros que pide la Fiscalía, explicó que el método que sigue consiste en educación en casa, donde ella "apoya" pero no "dirige", y también en un centro donde el niño realiza diversas actividades —denominado Pumariños—, tanto físicas como de aprendizaje y juegos. Según indicó, es el niño el que elige qué material va a emplear.

Cuando acudió al colegio, la mujer indicó que el niño fue un total de 6 días —tiempo que ella consideró "suficiente"— y que "no se integró", pese a que se hicieron intentos para lograr que el niño se adaptara e incluso analizó la posibilidad de cambiar de colegio, si bien por cuestiones "administrativas" no podía hacerlo en ese mismo curso, pues era necesario un cambio de domicilio.

Según explicó, al año siguiente ya no lo intentó porque el niño "necesitó tiempo para asimilar las consecuencias de una escolarización en la que se sintió mal", al tiempo que indicó que su hijo sigue actualmente con el método de enseñanza en casa.

DIRECTORA

Por su parte, la directora del colegio explicó que cuando el niño se incorporó en el mes de septiembre inició el curso en tercero de primaria —el curso que le correspondía por edad— y que su tutora "no notó ningún rechazo". Posteriormente el niño fue entrevistado por el orientador y, al detectar éste que por sus conocimientos debería estar en segundo, fue cambiado, por lo que los días de noviembre que fue al colegio estuvo en segundo de primaria.

La directora explicó que la madre le había trasladado que el niño tenía problemas de adaptación y que, por ello, se le hizo un plan de adaptación con menos horas lectivas, si bien el niño fue unos cuantos días y no volvió. La responsable del colegio explicó que en el mes de noviembre el niño sí mostraba reticencias, pues "no quería entrar en clase".

La responsable del colegio estimó que seis días son "poco tiempo" para que un niño que nunca había estado escolarizado se pudiese adaptar. Entre los comportamientos que destacó fueron que "no llevaba bien el quedarse sentado" y que tampoco "aguantaba mucho tiempo una misma actividad, que es lo que le pasa a los niños de tres o cuatro años".

En todo caso, puntualizó que desconoce lo que supone la educación en casa y que estas cuestiones podrían responder a ese modelo alternativo y rechazó que la madre desatendiese a su hijo.

También prestó declaración el orientador del colegio, quien explicó que el niño realizaba las cuentas "mentalmente", que para la escritura, "no tenía la agilidad suficiente" y que, en el caso de la lectura, "iba un poco más lento de lo esperado para su edad". En cuanto a sus características, dijo que era "encantador", "maduro" y que interactuaba con otros niños, si bien había una serie de "cuestiones de patio" que no sabía interpretar bien.

También declararon una experta en psicopedagogía y una psicóloga que realizaron informes sobre el menor. La primera concluyó que el niño "necesita respeto por su proceso madurativo-cognitivo" y que sus procesos cognitivos están en "la media y normalidad estadística", estando algunos por encima y otros por debajo; mientras que la segunda destacó que las competencias cognitivas que el niño tiene por debajo de la media "no son alarmantes" y estimó que éstas se producen "con independencia del sistema educativo" pues son "características del niño en sí".

Este martes, día en que el juicio quedó visto para sentencia, también prestaron declaración dos amigas de la acusada, que defendieron la atención e implicación de la mujer en la educación de su hijo, así como el presidente de la asociación en la que se enmarca el espacio Pumariños al que acude el menor.

CONCLUSIONES

Así, teniendo en cuenta estas declaraciones, así como la realizada por el menor durante la instrucción, la cual fue leída y en la que el niño decía que el colegio había un profesor que no le gustaba y que no sabía escribir en minúsculas porque nadie le había enseñado, entre otras cuestiones; la Fiscalía ratificó su postura. El ministerio público consideró a la mujer autora de un delito de abandono de menores ya que hubo "una situación muy prolongada de absentismo" pese a que en España la enseñanza es obligatoria hasta "los 16 años".

Además, consideró que seis días es poco tiempo para que el menor se hubiese adaptado al colegio. "No se dice que no le importe su hijo, pero tiene la obligación de darle una educación integral y eso no lo está haciendo", aseveró la representante del ministerio público, quien acusó a la mujer de un "abandono absoluto" en lo que se refiere a la educación del menor, una cuestión que se incluye dentro de la patria potestad.

La fiscal sostiene que los conocimientos del niño están "muy por debajo de los mínimos" y censuró los "vaivenes" en el momento de la escolarización, los cuales atribuyó a querer "experimentar" en vez de haber tomado una "decisión seria".

Por su parte, la defensa pidió la absolución al rechazar que la vía penal sea la adecuada para juzgar este caso. "Una condena por este asunto sería un escándalo", aseguró el letrado, quien añadió que "no existe la más mínima prueba que indique que se haya menoscabado el derecho a la educación" del niño.

Así, destacó que lo que sí hubo fue una decisión "libre", "bien pensada" y a la que la mujer "dedicó toda su vida", pues desde que el niño era lactante se documentó sobre estos métodos de enseñanza y, además, es miembro de varias asociaciones.

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