Se acumulan los retrasos en las operaciones urgentes de corazón en los hospitales catalanes

  • Hay cerca de un millar de afectados desde junio, según los médicos.
  • La situación puede agravarse con el horario de verano en los centros.
Carme Basagaña, en su domicilio de Valls, donde espera a que la operen.
Carme Basagaña, en su domicilio de Valls, donde espera a que la operen.
Familia Basagaña
Carme Basagaña, en su domicilio de Valls, donde espera a que la operen.

Médicos, enfermeros y usuarios alertan del incremento de la espera para someterse a algunas intervenciones quirúrgicas, como las de corazón, y de los riesgos que esto comporta para el paciente, puesto que puede empeorar durante la espera. La Coordinadora de Usuarios de la Sanidad Pública (CUS) insta a quejarse cuando la calidad de vida se resiente.

Un ejemplo es la UCI cardíaca del Hospital de Bellvitge que está cerrada, y el centro sólo dispone de unas camas en otra unidad de cuidados intensivos, con lo cual, a menudo, no se pueden realizar intervenciones porque no hay sitio, según detalla a 20 minutos Paloma Lacalle, delegada de la CGT. "Las patologías urgentes han dejado fuera de las listas de espera cosas que no son tan vitales", criticó la responsable de la secretaría de Salud de CCOO de Cataluña, María José Molina. De hecho, hay pacientes que empeoran durante la espera y, entonces, se les ha de operar apresuradamente, en peores condiciones y con más riesgos de complicaciones y mortalidad, según denuncian desde la Sociedad Catalana de Cardiología.

Los cardiólogos están preocupados. "Las listas de espera siempre han sido muy ajustadas y ahora se han multiplicado", lamentan desde la Sociedad, que recuerda que hace falta poner los medios necesarios para reducirlas, sino, "se llegará a extremos muy difíciles de gestionar". Los nuevos criterios para entrar en las listas de espera se deben sumar a los recortes, que han reducido la actividad. De hecho, calculan que entre junio y diciembre del año pasado se dejaron de realizar 500 operaciones cardíacas en Cataluña y, ahora, serían ya el doble. Además, a partir de junio y hasta octubre se reducirá la actividad.

Quejas y protestas

Una antigua enfermera de Bellvitge recoge cada miércoles por la mañana las quejas de los usuarios. Aún así, "la gente se queja poco, se ha acostumbrado al argumento de que ‘no hay dinero’. Hace falta perder el miedo a quejarse", aseguró la directora de la Coordinadora de Usuarios de la Sanidad, Carme Sabater, quien instó a denunciarlo por escrito a la Consellería de Salud.

A modo de ejemplo, recordó que, a raíz de las quejas recibidas y las protestas, el Hospital Joan XXIII de Tarragona ha reabierto quirófanos por la tarde y ha ampliado el horario de apertura de la unidad de Hemodinàmica, que hasta ahora abría de ocho de la mañana a cinco de la tarde. Los sindicatos lamentan que, cuando piden información sobre las listas, Salud se justifica con la dificultad de comparar datos, porque han cambiado los criterios.

Una operación que no llega

Salud garantiza la cirugía cardíaca coronaria en dos meses, pero en algunos casos no se cumple. Carme Basagaña, de 78 años, espera desde hace casi un año para ser operada del corazón, ya que tiene las arterias coronarias obstruidas al 60% y al 80% y le falla una válvula. Todo empezó en junio del año pasado, cuando en el Hospital de Valls le diagnosticaron la obstrucción y una estenosis aórtica severa, y la derivaron al Hospital Sant Pau de Barcelona, uno de los grandes hospitales terciarios de Cataluña, pero no el que le correspondía.

El hospital le envió una carta en agosto en la que le comunicaba que practicarían la intervención el 24 de enero. Sin embargo, al día siguiente le enviaron una segunda misiva informándole de que no era su centro de referencia y que "lamentablemente" no podían atenderla. En noviembre llegó al Hospital de Bellvitge y desde entonces espera la intervención, pero todavía no sabe cuándo pasará por el quirófano.

Fuentes del centro médico aseguraron a 20 minutos que tienen previsto operarla en junio , justo un año después de ser diagnosticada. "No puede andar 50 metros sin sentir dolor en el pecho, se cansa mucho y sufre, porque no quiere ser una carga para los otros. Esta es la calidad de vida que los políticos y banqueros dan a mi madre y a personas que, como ella, ven como la vida se les apaga por instantes y no pueden esperar", se queja su hija María.

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