Por cortarse las uñas, quitarse callos y limar durezas, un servicio abierto dos días a la semana, pagaban hace cinco años 1,20 euros. En el 2000, 1,70 y desde el 12 de enero, 5 euros.
«Los que cobran una pensión de casi 300 euros no pueden pagarlo», dice Francisco Gómez, quien ha escrito a la Delegación, a grupos parlamentarios, al Defensor del Pueblo y a Manuel Chaves. Al colectivo que Gómez representa le duele que no les hayan consultado. Ya han presentado 600 firmas.
Un precio ¿justo?
La Junta dice que la subida está justificada porque el precio no se modifica desde hace cinco; se han hecho reformas en todas las consultas y, gracias a un convenio, los mayores pueden acudir a la Facultad de Podología pagando sólo el 50%.
Los afectados dicen que el cambio no les convence. Podología y peluquería son sus servicios estrellas.
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