La de Julián Campo es una de esas vidas para contarlas en los libros.

De espíritu alegre, era conocido en todo Burgos por ser amante de la buena vida y por pertenecer a una familia importante de la ciudad, dueño de varios negocios.

La revelación

Un viaje con amigos por el Camino de Santiago le cambió la vida.

Allí conoció a un voluntario que le animó a visitar Calcuta y, lo que era una breve visita de una semana, se convirtió en el motor de su vida.A sus 50 años, llevaba más de 7

En Calcuta colaboró, entre otras, con la labor las Misioneras de la Caridad de la Madre Teresa de Calcuta, a la que conoció personalmente, según relataba orgullosamente a sus amistades.

Así Julián renunció a todos sus negocios y a su vida anterior; incluso experimentó una pérdida de peso tan notable que a algunos de sus allegados les costaba reconocerle.

Uno de los que lloran la muerte de Julián es su primo carnal, Juan Vicente Herrera, el presidente de la Junta de Castilla y León, que le quería como a un hermano.

Su compañero de fatigas

Junto a él viajaba su gran amigo José Manzano de Lima que, como él, dejó todo para abrazar la causa humanitaria. También ha perdido la vida en el accidente.

Manzano, perteneciente también a una significativa familia de Burgos, hermano de la que fue gobernadora civil de Palencia, Rosa Manzano de Lima, que falleció en un accidente de helicóptero.

Julián y José prestaban ayuda como hospitaleros en los albergues del Camino de Santiago , San Esteban y San Antón, en la localidad burgalesa de Castrojeriz donde, sus menos de mil habitantes, se sienten consternados por la pérdida.

La vida de estos dos burgaleses dio muchos giros inesperados, pero nadie auguraba este triste final.

Regresaban de un viaje por el Camino de Santiago inglés cuando el tren en el que viajaban descarriló a la salida de la curva existente en las inmediaciones del municipio palentino de Villada.