El músico ha hecho esa oferta tan drástica para resolver una larga disputa con las autoridades locales, que quieren demoler su recóndita cabaña de madera, cuya construcción le costó 1,46 millones de euros.

McCartney, que en las últimas semanas ha protagonizado los titulares de los periódicos por su divorcio con la ex modelo Heather Mills , construyó sin permiso la citada casa de dos habitaciones con un gimnasio anexo en un lugar retirado de su granja Woodlands, de 380 hectárea.

Según el artista, la cabaña, situada en una zona boscosa con vistas a un estanque, es fundamental para preservar su intimidad y la de su familia de las miradas de curiosos.

Sin embargo, las autoridades locales argumentan que la casa "daña la cualidad intrínseca del paisaje" de la zona, un área de gran belleza natural.

De hecho, aquéllas han autorizado su demolición, aunque la han retrasado hasta septiembre.

La solución a la que se aferra McCartney es una normativa que permite reconstruir después de la demolición de una casa y que sobre todo se aplica a construcciones situadas en el perímetro de grandes propiedades agrícolas.

El ex Beatle ha propuesto, a cambio de salvar su preciado escondite derribar una casa de tres habitaciones, conocida como Beanacres, y dos graneros con "un impacto visual negativo", ubicados todos ellos en el mismo terreno.

Para McCartney, que posee una fortuna superior a los 1.000 millones de euros, tiene además otras propiedades: una casa en el barrio de Saint John's Wood (norte de Londres), un ático de lujo en Piccadilly (centro de Londres), una granja en Mull of Kintyre (Escocia), un piso en Nueva York y un rancho en Arizona (EEUU).