Los biocidas usados en la cueva de Lascaux (Francia) favorecieron la aparición de dos nuevas especies de hongos

Los biocidas utilizados para eliminar un brote del hongo 'Fusarium solani' en 2001 en la cueva de Lascaux fueron ineficaces y favorecieron la aparición de nuevos hongos y bacterias en esta cueva de Montignac (Francia), que es referencia mundial del arte rupestre y que está cerrada al público desde 1963, según un estudio dirigido por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
Pinturas Rupestres De La Cueva De Lascaux En Montignac, Francia
Pinturas Rupestres De La Cueva De Lascaux En Montignac, Francia
CESÁREO SAIZ, CSIC
Pinturas Rupestres De La Cueva De Lascaux En Montignac, Francia

Los biocidas utilizados para eliminar un brote del hongo 'Fusarium solani' en 2001 en la cueva de Lascaux fueron ineficaces y favorecieron la aparición de nuevos hongos y bacterias en esta cueva de Montignac (Francia), que es referencia mundial del arte rupestre y que está cerrada al público desde 1963, según un estudio dirigido por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

Así, los resultados de la investigación, publicada en la revista Environmental Science and Tecnhology, ponen de manifiesto el "error que supuso en su día la utilización de biocidas, en vez de optar por una conservación preventiva, como la que se lleva a cabo en las cuevas españolas como Altamira (Cantabria) o Castañar de Ibor (Cáceres), según apunta el investigador del CSIC Cesáreo Sáiz.

Sáiz lideró también en su día, el equipo encargado de catalogar la diversidad microbiana de la cueva de Altamira, en un proyecto coordinado por el investigador del CSIC Sergio Sánchez del Moral.

La cueva de Lascaux, descubierta en 1940, conserva un conjunto de pinturas rupestres y grabados compuesto por más de 1.900 figuras de animales y signos geométricos del Paleolítico Superior.

En 1963 fue cerrada al público cuando se descubrió que las paredes presentaban, debido a la iluminación artificial, abundantes colonizaciones del alga unicelular Bracteacoccus minor. En 2001, el hongo Fusarium solani hizo saltar de nuevo las alarmas cuando empezó a extenderse rápidamente por toda la cavidad.

"Para frenarlo, se decidió aplicar tratamientos muy agresivos utilizando el biocida cloruro de benzalconio, antibióticos y cal viva. Tras las primeras aplicaciones, surgieron, en diciembre de ese mismo año, las primeras manchas negras en las paredes", explica Sáiz, coordinador del equipo encargado de evaluar la ecología microbiana de la cueva.

En este contexto, el investigador del CSIC, que trabaja en el Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Sevilla, añade que a partir de 2006, el brote adquirió mayor importancia, "desarrollando un crecimiento explosivo y convirtiéndose en lo que es hoy la principal amenaza para las pinturas rupestres".

Además, la gravedad del problema motivó que en 2008 se volviese a aplicar un tratamiento basado en biocidas semejantes a los del año 2001. Los resultados del trabajo coordinado por el CSIC indican que el uso continuado, entre los años 2001 y 2004, del cloruro de benzalconio no fue efectivo en la eliminación de los hongos, sino que, por el contrario, habría favorecido su diversidad.

Levaduras negras colonizadoras

Asimismo, demuestran que los hongos que actualmente colonizan las paredes son mayoritariamente levaduras negras de la familia Herpotrichiellaceae y la especie Acremonium nepalense, distintos a los de los años 2007 y 2008, y confirman que se produjo una rápida sucesión de hongos entre los años 2008 y 2011.

Posteriormente, según la investigación, en a mediados de 2009, el Ministerio de Cultura y Comunicación francés concedió un proyecto al equipo de investigación liderado por Sáiz que, en colaboración con científicos del Institut National de la Recherche Agronomique de Dijon, comenzó a analizar la ecología microbiana de la cueva y, más concretamente, las comunidades fúngicas asociadas a la aparición de manchas negras.

En este contexto, expone que entre las medidas diseñadas para Altamira, cerrada al público desde 2002, figuran la prohibición de visitas, un exhaustivo seguimiento microclimático y microbiológico y la eliminación, mediante el control de la vegetación exterior, de materia orgánica disuelta en las aguas que se filtran a las capas profundas del terreno.

Mientras, en Lascaux, los diversos estudios realizados han permitido aislar y describir dos nuevas especies de hongos, Ochroconis lascauxensis y Ochroconis anomala, responsables de las manchas negras que invadieron las paredes y bóvedas de la cueva. Estos resultados han sido recientemente publicados en la revista Fungal Biology.

Finalmente, el CSIC apunta que otra investigación publicada en la revista Journal of Raman Spectroscopy, en colaboración con investigadores del Instituto de Estructura de la Materia (CSIC), demostró la implicación de la melanina producida por la especie mayoritaria, Ochroconis lascauxensis, en la formación de las manchas negras, y el papel que juegan los colémbolos (artrópodos hexápodos parecidos a los insectos) de la especie Folsomia candida en la dispersión de las manchas.

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