En un comunicado, la CEE afirma que la DGP -consistente en la realización de un análisis genético a embriones obtenidos por reproducción asistida para implantar aquellos libres de determinadas enfermedades- es desde el punto de vista ético una "eugenesia".
Según los obispos, la niña nacida en Sevilla "no ha sido curada de nada, ni librada de ninguna enfermedad".
A su juicio, la pequeña "ha estado sana desde el principio y por eso ha sido seleccionada para vivir, mientras algunos de sus hermanos, en su fase de embriones, han sido destruidos o congelados para un destino incierto".
En este sentido, concluye que "el hecho feliz del nacimiento de un bebé sano no basta para presentar como progreso unas prácticas que no tienen en cuenta el derecho de sus hermanos generados in vitro".
Por otro lado, la CEE señala que el acuerdo de la UE que permite seguir financiando con fondos europeos los proyectos de investigación con células madre embrionarias en los países donde esas prácticas estén autorizadas es "injusto" e "innecesario" al tiempo que "implica un compromiso éticamente inaceptable".
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