Vacaciones lejos del desierto

Caluha Said Motafa es una de las 300 niñas y niños saharauis que pasan aquí las vacaciones.
Caluha y Mª Dolores tendrán que despedirse a finales de agosto. Torres.
Caluha y Mª Dolores tendrán que despedirse a finales de agosto. Torres.
Caluha y Mª Dolores tendrán que despedirse a finales de agosto. Torres.
María Dolores Fandila y José López, padres adoptivos de Caluha, afirman que han tenido suerte: «es una niña muy sana y educada».Después de tres veranos juntos, esta familia, a la que hay que añadir otros dos hijos naturales mayores de edad y la abuela, ve con toda naturalidad que Caluha lea el Corán o que no coma cerdo. A cambio, los López le han enseñado otras cosas: «Me gusta el pisto, las migas y el melón. También el flamenco y los toros, y lo que más, las cuevas del Sacromonte», afirma. Caluha, que quiere ser enfermera, añora a sus seis hermanos (cuatro también están en España de vacaciones) y a sus padres. «No me acostumbro a dormir en la cama, prefiero la alfombra en el suelo», sonríe mientras comenta que aquí no hace tanto calor.

«En el Sáhara, sí».

Los granadinos están encantados: «es un soplo de vida, la alegría de la casa, de nuestra familia». María Dolores intentará que su hija saharaui estudie en España, pero antes tendrá que hablar con los padres de la menor y «pedir apoyo a la Asociación Granadina Amigos del RASD, que hace posible que estos niños respiren más allá del Sáhara».

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