Éste, ubicado en la plaza de la Solidaridad, arroja su chorro de agua sobre el camino de piedra que divide el césped y, lo que es peor, el derroche se produce a mediodía. Mientras, los embalses nos abastecen a duras penas.
Refrescando el cemento al sol del mediodía
¿Tan difícil es lograr que los aspersores hagan su cometido, que es regar las plantas? Pues parece que sí.
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