Más de un siglo después, la comunidad reunió el dinero suficiente para comprar cien millares de ladrillos y toda la cal necesaria para construir la iglesia anexa. Las obras no se acabaron hasta mediados del siglo xviii. Ahora ha sido declarado bien de interés cultural con categoría de monumento oficialmente. Aunque el edificio sólo puede admirarse desde fuera, a no ser que el visitante logre convencer a las monjas (de clausura), que venden dulces, para que le abran las puertas.
Convento monumento, pero sin visita
El convento de la Santísima Trinidad de Carmona, conocido como el de Santa Clara, se fundó en 1629, cuando doña Juana Camacho cedió su casa a las monjas agustinas descalzas recoletas.
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