Rafa Nadal se proclamó campeón del Trofeo Conde de Godó tras ganar a David Ferrer (7-6,7-5) en una dura final marcada por la igualdad entre ambos tenistas españoles. El número dos del mundo se alza con este torneo por séptima vez, mientras el alicantino cae derrotado por cuarta vez en la final y ante el mismo rival.

Tanto Nadal como Ferrer tuvieron enormes dificultades para ganar con su servicio, y el primer set se fue a la hora y media de partido con un tie break menos igualado de lo esperado.

Comenzaron el encuentro con un break cada uno, con mejores sensaciones por parte de David Ferrer. Pero muy pronto se metió en el encuentro Rafa, concentrado y mandando la bola al fondo de la pista una y otra vez.

Esa fuerza y la resistencia de David sirvieron para ver un set eterno, en el que ambos se aferraban a sus golpes y esperaban el fallo rival. Hasta cinco bolas de set tuvo el alicantino, que no supo aprovechar, y eso los campeones no lo perdonan.

Nadal igualó el encuentro llevándolo al tie break, donde Ferrer pagó el esfuerzo del punto anterior y sobre todo la decepción. El manacorí ganó con facilidad el tie break, y se adjudicó el primer set.

En el segundo la historia fue muy parecida. Golpe tras golpe se iban desgastando pero nadie conseguía romper el marcador. Hasta que Nadal se sacó un drive en el servicio de Ferrer que desconcertó al alicantino y provocó la pérdida de su servicio.

La alegría le duró poco al número 2 del mundo, que con una doble falta puso en peligro su siguiente servicio y devolvió el equilibrio al marcador con un dos a tres y el servicio para Ferrer.

A Rafa se le notó picado con sus numerosos errores, y se defendió panza arriba ante las acometidas del alicantino, muy directo en su juego con grandes golpes al fondo de la pista. Nadal consiguió devolver dos bolas imposibles a las líneas y subir a la red para machacar y devolver el break.

La moral fue esencial en la recta final del segundo set. Nadal se creció al devolver el break, efecto contrario al que sufrió David Ferrer. El jugador alicantino se vio a un paso de empatar el partido, y de repente estaba una vez más con el partido cuesta arriba.

A partir de ahí Nadal vio su carrera hacia el título encarrilada, y Ferrer se dejó llevar por la decepción de haberlo tenido tan cerca. "He perdido cuatro veces pero he perdido con un grande", afirmaba resignado.

Nadal apelaba a la suerte. "Es el partido más difícil desde que he empezado la temporada de tierra. David siempre te lleva al límite, he tenido suerte y cuando las salvas todas la suerte está a tu lado. En el segundo set David ha estado muy cerca, ha sido lotería, ha caído de mi lado. Lo siento por él pero estoy muy feliz", concluía.