Nadine Boughton crea 'collages' surrealistas de la era de Mad Men

  • La artista estadounidense elabora escenas que mezclan la candidez y la oscuridad de los años cincuenta y sesenta.
  • En la perfección de las revistas de decoración irrumpen las agresivas escenas de las revistas masculinas de la época.
  • Boughton se crió en el aparentemente apacible ambiente de esas décadas: "Los suburbios aparecían como un universo ordenado, elegante y espacioso".
'Las noticias de la tarde', una de las obras de la artista estadounidense
'Las noticias de la tarde', una de las obras de la artista estadounidense
Nadine Boughton
'Las noticias de la tarde', una de las obras de la artista estadounidense

Postres gelatinosos de colores chillones, una invasión de mandriles, los  muebles a juego de un salón impoluto, un frente de batalla de la Guerra de Corea... Los collages de Nadine Boughton funden la candidez y la oscuridad que residen a partes iguales en las ilustraciones estadounidenses más clásicas de los años cincuenta y sesenta, dos décadas reavivadas por el éxito masivo de la serie de televisión Mad Men.

En la serie True Adventures in Better Homes (Aventuras verdaderas en casas mejores) la artista une las revistas de decoración de la época con las populares publicaciones masculinas, contenedores de historias de ciencia ficción, conflictos armados y luchas contra criaturas salvajes.

The Pleasures of Modern Living (Los placeres de la vida moderna) también se inmiscuye en el lado menos positivo de las décadas más luminosas. Con el collage de una chica en bikini descansando sobre un banana split o el montaje de una mujer atendiendo una barbacoa mientras junto a ella cae un meteorito, la colección reta la visión entregada y doméstica que se tenía de la mujer y la ilusión de que la comida es sinónimo de deseo y comodidad.

"Estábamos enamoradas de la comida congelada"

La niñez de la artista estadounidense se desarrolló en Rochester (Nueva York), en el ambiente suburbano de la segunda mitad del siglo XX. Creció con las revistas femeninas de su madre que llegaban por correo cada semana. "Estábamos enamoradas de todas esas cosas 'modernas': la comida congelada, casas y césped, el tiempo libre y el despliegue de nuevos productos. Los suburbios aparecían como un universo ordenado, elegante y espacioso".

Ahora Boughton recopila el material añejo de rastros y mercadillos, lo digitaliza y lo manipula para crear un surrealismo pop que entrelaza la

seguridad doméstica con la amenaza exterior —un tema recurrente de la Guerra Fría—, mezclada a menudo con un componente sexual. Las mujeres atacadas por las fieras siempre tienen el vestido roto, el animal domina el cuerpo humano.

El ambiente de perfección y admiración por el diseño de la Era Atómica que siguió a la II Guerra Mundial se contrapone de manera perversa al universo de las revistas para hombres, veteranos de guerra o futuros soldados, atraídos por la violencia y la muerte de colores cargados que ofrecía cada página barata: "Me interesa lo que hay tras la apariencia. El tema del depredador, tan presente en estas verdaderas aventuras me llevó a explorar quién y qué irrumpe en las viviendas. Ya sean murciélagos o ballenas, el otro porta no sólo nuestros miedos más profundos, sino también los deseos".

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