Los escándalos y la recesión en Reino Unido ponen a Cameron al borde del abismo

  • Reino Unido ha entrado en recesión de nuevo (ya ocurrió en 2008).
  • Por otro lado, un supuesto trato de favor al magnate Rupert Murdoch ha puesto en entredicho la integridad política del Ejecutivo.
  • Además, la popularidad del primer ministro cae sin freno a medida que pasan los meses.
  • Esta próxima semana habrá elecciones locales, lo que puede dar una idea de cuánto está costando la crisis y los escándalos al Ejecutivo británico.
  • Ahora mismo, los laboristas tendrían su mayor respaldo electoral en 5 años y superarían en 8 puntos a los conservadores de Cameron.

La sorprendente noticia de la entrada de Reino Unido en recesión (la segunda vez desde 2008) y un nuevo escándalo ha sacudido al Gobierno británico en el peor momento: mientras su popularidad cae en picado y el país no se recupera económicamente, un supuesto trato de favor al magnate Rupert Murdoch pone en entredicho la integridad política del Ejecutivo.

El primer ministro británico, David Cameron, se enfrentó esta semana, una semana antes de las elecciones locales, a una de sus comparecencias parlamentarias más incómodas. El día en que el Reino Unido anunciaba que había entrado en recesión, el 'premier' tuvo que dar explicaciones sobre un incómodo escándalo: la implicación de uno de sus ministros en la compra de la plataforma digital BSkyB por parte del grupo de comunicación de Rupert Murdoch.

Unos documentos revelaban esta semana que el titular británico de Cultura, Jeremy Hunt, apoyó en privado el plan de News Corporation (de Murdoch) para hacerse en 2011 con el control de la plataforma, de la que ya poseía el 39% de las acciones.

Esta operación debía contar con el respaldo del Gobierno y Hunt era el responsable de tomar la decisión, por lo que su papel en este caso debía ser completamente imparcial. Cameron dio su total apoyo al ministro, pero, ante las presiones, éste tuvo que comparecer en el Parlamento, donde dijo que está "muy decidido" a demostrar que actuó con "total integridad" en el proceso de compra de la plataforma digital.

Quien sí que sacrificó su puesto por el escándalo fue Adam Smith, un asesor del ministro, que dimitió tras reconocer que sus vínculos con el imperio del magnate australiano "fueron demasiado lejos".

Sin embargo, estos gestos no han dejado satisfecha a la oposición, que utiliza el asunto para presionar sin compasión al Gobierno.

Aunque el Ejecutivo de Cameron ha parado el primer golpe, muy pocos creen en el Reino Unido que el escándalo acabe aquí si sigue la presión pública.

Además, no se descarta que la comisión Leveson, puesta en marcha tras el escándalo de las escuchas y que analiza los prácticas de la prensa británica, pueda publicar más documentos comprometidos sobre las peligrosas relaciones del Gobierno y la familia Murdoch.

El 3 de mayo, fecha clave

El momento no puede ser peor: el 3 de mayo se celebran elecciones locales en el Reino Unido y las últimas encuestas muestran cómo el Partido Conservador ha empezado a notar el desgaste del poder, con una caída significativa en la intención de voto.

El último sondeo publicado esta semana indica que los conservadores de Cameron han bajado seis puntos hasta situarse en el 33%, mientras que los laboristas han subido cinco puntos hasta el 41%, el respaldo más alto de los últimos cinco años.

El cambio de tendencia se produjo a raíz de la publicación el pasado marzo de los presupuestos del Estado, en los que se benefició a las rentas más altas con una bajada de sus impuestos.

Esto, unido a la perdida de poder adquisitivo de los pensionistas y a un impuesto sobre unas populares empanadas tradicionales que ha enfurecido a la prensa, ha disparado la sensación de que el Gobierno no está en contacto con la calle.

Eso sin contar con errores como el que cometió un miembro del Gobierno al pedir a los ciudadanos que llenaran sus tanques de combustible ante una huelga, lo que creó una situación de pánico y temor por un eventual desabastecimiento en las gasolineras.

Y las críticas no solo llegan desde la oposición y una prensa cada vez menos amigable, sino que también Cameron cuenta con cada vez más contestación dentro de las filas conservadoras, que no dudan en lanzar sus dardos públicamente.

Recientemente, la diputada tory Nadine Dorries dijo que el primer ministro y el titular de Economía, George Osborne, actúan como dos "niños pijos" insensibles al sufrimiento de la población en momentos de dificultades económicas.

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