Las diosas 'art déco' que Colette Calascione tarda un año en pintar

  • El metódico y laborioso trabajo de la artista se basa en la técnica de la pintura clásica  de aplicar de manera sucesiva diferentes capas de color.
  • Sus provocativas mujeres tienen elementos del exotismo orientalista y de la estética del 'art déco' europeo.
  • Acaba de exponer en Nueva York sus cuadros más recientes.
Uno de los cuadros de la artista Colette Calascione
Uno de los cuadros de la artista Colette Calascione
Colette Calascione
Uno de los cuadros de la artista Colette Calascione

La pintura de Colette Calascione (San Francisco-EE UU, 1971) puede llamar a engaño. A primera vista y sin antes explorar sus cuadros de cerca, puede parecer que se trata de una obra derivada del plasticismo del diseño gráfico y las técnicas pop del lowbrow. Nada más alejado de la realidad: cada pieza de esta artista es un tour de force en el que puede emplear hasta un año de trabajo.

Metódica y dispuesta a emplearse laboriosamente para conseguir el resultado que busca, Calascione pinta con la antigua técnica de la aplicación sucesiva de capas de color, empleada por los clásicos. En el blog Trasdós de 20minutos.es, la artista señala que las capas —una de rojo tierra, tres de blanco, una de verde para neutralizar el rojo...— le sirven para para dar a la carne el realismo necesario.

“Entonces es cuando el color empieza a aparecer y entramos en la parte tortuosa. La tonalidad es lo más importante porque decide la atmósfera del cuadro. Puedo rehacerla diez veces hasta que me siento satisfecha”, dice.

La pintura de Calascione, que clausuró hace unos días una exposición en la Galería Nancy Hoffman de Nueva York, bebe del pasado desde un punto de vista técnico, pero busca la inspiración en otras latitudes. En sus cuadros hay referencias estéticas al orientalismo exótico que tanto fascinaba a los europeos a finales del siglo XIX y principios del XX y a la amalgama del art déco burgués de entreguerras.

Fotos eróticas antiguas

En la muestra neoyorquina, la primera en la ciudad desde hace seis años, la artista vuelve a buscar la inspiración en fotos antiguas de ligero toque érotico, aunque las transforma hasta crear un mundo que no tiene fecha. Las puestas en escena —con frecuentes elementos surrealistas— son tan importantes como la figura humana, aunque ésta, casi siempre femenina, sea el tema central de los cuadros.

Las mujeres, semidesnudas, se acuestan en divanes de brocado y miran al espectador con provocativa sensualidad y autoconfianza. A su alrededor, Calascione puebla un mundo de fantasía habitado por soldados de juguete, personajes de cuento y animales de aspecto irreal.

Una sirena voluptuosa

En Amphitrite, una reinterpretación del mito clásico de Poseidón, una voluptuosa sirena permanece reclinada en una chaise lounge de color púrpura colocada en una cueva que es atravesada por translúcidas aguas azuladas. Sobre ella cuelga un ancla y unas cortinas parecen protegerla.

Para explicar su estilo e intenciones, Calascione aporta tres citas de otros tantos artistas a los que admira: "Si tuviera que ponerlo en palabras no tendría ninguna razón para pintar" (Edward Hopper), "un artista no puede hablar de su arte, tal como una planta no puede hablar de horticultura" (Jean Cocteau) y "si supiera de que trata la pintura, nunca pintaría" (Salvador Dalí).

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