Un joven mata en Teis al novio de su ex pareja

Agresor y víctima eran compañeros de trabajo en una cantera de O Porriño. Los bomberos descubrieron el cadáver apuñalado en su domicilio.
Los familiares de la víctima, tras recibir la noticia de la muerte de Pablo. (M. Vila)
Los familiares de la víctima, tras recibir la noticia de la muerte de Pablo. (M. Vila)
Los familiares de la víctima, tras recibir la noticia de la muerte de Pablo. (M. Vila)
Pablo Docamiño, un joven de 23 años vecino del barrio vigués de Teis, falleció ayer en su casa tras recibir varias puñaladas presuntamente por parte del ex novio de su pareja.El segundo crimen pasional de Vigo desde la muerte de Sara Alonso se descubrió a las 12.40 horas, cuando una ambulancia del 061 que circulaba por la calle Cesáreo González ofreció ayuda a un joven herido y ensangrentado. En ese momento, el joven, vigués, de 24 años, confesó haber sido él quien mató a Pablo, compañero suyo de trabajo en Porriño.

Además, reconoció que había prendido fuego a la casa para eliminar pruebas del crimen.

Fue precisamente el incendio lo que llamó la atención de la novia del fallecido, V. P. S., de 22 años, que avisó a los Bomberos al ver salir humo por debajo de la puerta de su casa. En ese momento, ella todavía desconocía que su novio estaba muerto y, al llegar, fueron los bomberos quienes descubrieron el cadáver. El cuerpo estaba tendido en el suelo de una de las habitaciones, en ropa interior, con heridas de arma blanca en el abdomen y en el cuello.

La Policía baraja los celos como móvil del crimen, pues la novia del fallecido mantuvo una relación anterior con el presunto homicida, que permanece custodiado en el Xeral. Los vecinos de la pareja aseguran que no habían visto nada extraño. Sin embargo, ayer, a las 11.00 horas, uno de ellos aseguró ver a un chico «extraño» que entró en la vivienda con un casco de moto, «pero no tenía ciclomotor e iba caminando».

Nunca habían tenido problemas

Según han manifestado los vecinos de la víctima, la pareja vivía en el número 82 de la calle Ángel de Lema desde hacía tres o cuatro meses. «Es una pareja normal, trabajadora, que entra y sale de casa como cualquiera. Hasta ahora nunca tuvimos problemas», explica Eduardo, uno de los vecinos. La casa unifamiliar pertenece a la abuela de la víctima y anteriomente había sido ocupada por sus padres. Ahora, la pareja vivía en la primera planta, y la tía abuela del fallecido, en la planta baja.

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