El estudio revela que, aunque el 92,4% de esta población posee un teléfono móvil, paradójicamente sólo un 63% cuenta con un ordenador y únicamente un 41,5% accede a Internet. El perfil del usuario suele ser un chico de 14 a 24 años, estudiante y de clase media.

Deficiencia educativa

Chats y foros, que sólo usa el 3,1%, están en desuso frente al ascenso imparable de fórmulas como el Messenger, que utiliza el 24,2%. Los jóvenes aseguran que sus padres no les controlan cuando usan estas nuevas tecnologías, principalmente porque sus progenitores tienen un total desconocimiento de las TIC.

Nuestros adolescentes han aprendido navegando por sí solos sin ningún tutor que les guíe, lo que hace que sus conocimientos sean dispares y las desigualdades, cada vez mayores.

Estas lagunas a la hora de educar en las nuevas tecnologías provocan una gran brecha digital entre los jóvenes que tienen acceso a ellas y los que no; los que se mueven dentro del mundo digital y los que se quedan fuera, perdiendo así oportunidades tanto laborales como de relacionarse socialmente.

¿De banda ancha o estrecha?

En función del tipo de usuario de Internet, la sociedad diferencia entre jóvenes de «banda ancha», como aquellos que explotan al máximo las nuevas tecnologías y las hacen parte esencial de sus vidas, y los de «banda estrecha», que únicamente emplean las TIC de forma puntual. Todos ellos consideran que la Red de redes es el canal de expresión y participación mejor valorado por los jóvenes (51,9%), por delante de los centros educativos (40,5%), los medios de comunicación (29,2%) y los teléfonos móviles (27,4%).